La telebasura en España cumple 25
años. ¿Nada que celebrar? Bueno, no tan rápido. La telebasura le viene muy bien
al negocio televisivo. La vida es muy dura. Y más desde que nuestro estado
civil es “en crisis”. Lo primero de todo, lo primero sobre todo y lo primero
ante todo es la economía, estúpido. Así que perfectamente puede haber quien
celebre los 25 años de telebasura.
Tres chiquillas desaparen en Alcàsser
en noviembre de 1992. Acaban de nacer las cadenas privadas y la todopoderosa
TVE es el enemigo a batir. Paco Lobatón
marca el rumbo siguiendo el caso desde “Quién sabe dónde”. “De tú a tú”, la
lanchita que Antena 3 pone a disposición de Nieves Herrero, intenta recortar la ventaja del trasatlántico.
Imposible. Si entonces el nombre de la cadena era “la Primera”, y no “La 1” como lacónicamente se llama
ahora, era por algo. Hasta que el 27 de enero de 1993 aparecen los cuerpos. Esa
noche, Herrero desvela que, fueran cuales fueran las promesas con que nacieron
las privadas, en la guerra por la audiencia vale todo. “De tú a tú” se emite en
directo desde Alcàsser con las familias subidas a un escenario y los vecinos gritando
y aplaudiendo en primera fila. Un éxito. Telecinco intenta recuperar el terreno
perdido con Pepe Navarro removiendo
el fango durante el juicio en “Esta noche cruzamos el Mississippi”. La
telebasura es buena si la bolsa suena.
Hay que encender la tele con
precaución siempre, y más ahora que se juzga a La Manada por la violación
denunciada por una chica de 18 años. Pueden oírse barbaridades en las grandes
cadenas, pero es más peligrosa la pequeña que ve la ocasión para medrar. En
Trece, ex13TV, por ejemplo, el otro día tuvieron la ingeniosísima idea de
captar el interés de la audiencia mostrando en un recuadro de la pantalla a la
dirección del programa decidiendo, en directo, qué mostrar y qué no de los
siete vídeos que La Manada había grabado esa noche. La fidelidad de los
espectadores fue premiada con varios fragmentos. La verdad os hará libres, y la
verdad es que si esto no es telebasura y un desprecio al prójimo que baje Dios
y lo vea.
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