Es posible que Kevin Spacey, acusado de continuos abusos sexuales en el rodaje de la serie “House of Cards”, se creyera una especie de Francis Underwood de la vida, como Bela Lugosi terminó creyéndose Drácula o Johhny Weissmüller acabó confundiéndose a sí mismo con Tarzán. O puede que esa sensación de poder absoluto, esa seguridad de ser intocable de la que presumía Lawrence de Arabia cuando paseaba por las calles de Dera´a desafiando a los turcos, haya llevado a Spacey a sobrepasar los límites físicos, estéticos y éticos en sus relaciones laborables. De momento, Netflix ha anunciado la suspensión de “House of Cards” porque la noticia de los abusos sexuales cometidos por Kevin Spacey no es buena para el negocio y, ya se sabe, el negocio es lo único que importa en el mundo de los negocios. Triste fin para el presidente Underwood.
¿Los ejecutivos de Netflix no sabían que Spacey se comportaba como un “depredador sexual” en los rodajes de “House of Cards”? Puedo entender que los votantes de Francis Underwood no sospecharan el desprecio que el político sentía por los ciudadanos y por la democracia, pero me resulta difícil creer que los muy profesionales ejecutivos de Netflix ignoraran las costumbres de su estrella y su forma de tratar a los últimos de la cadena alimenticia. Si es verdad que, como dice el analista político Dominique Moïsi, la realidad geopolítica imita a “Juego de tronos” o “House of Cards” porque los guionistas pueden intuir el mundo que viene como lo hacen los poetas y los pintores (nunca los expertos), entonces también es verdad que la realidad geopolítica imita al plató en el que se rueda una serie de éxito y, así, la única manera de no enterarse de lo que pasaba con Spacey y otros muchos famosos (desde Bill Cosby al actual presidente de los Estados Unidos cuando sólo era un showman catódico) es comportarse como los jueces orangutanes de “El planeta de los simios” que se mantienen ciegos, sordos y mudos ante el discurso del humano Taylor.
La geopolítica seguirá su camino sin la ayuda de Francis Underwood, y hasta “House of Card” puede existir sin Kevin Spacey porque siempre nos quedará Claire, pero el actor tendrá que purgar su conducta interpretando en “Juego de tronos” a un personaje que esté al final de la cadena alimenticia o, quizás, volviéndose ciego, sordo y mudo hasta que Netflix y algunos espectadores desmemoriados le perdonen.
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