El despliegue informativo de
laSexta para el 1-O arrasó, apabulló, sepultó a la competencia. Y no de
cualquier manera.
Ya no es que TVE, más allá del
juego de las audiencias, haya dejado de ser el referente informativo para los
grandes acontecimientos. Hace tiempo que se perdió aquella vieja inercia que
nos llevaba a ver en TVE las campanadas de Nochevieja o el mensaje navideño del
rey. Siendo las campanadas las mismas y la señal institucional idéntica,
abandonamos la costumbre absurda que nos hacía volver a TVE para ver lo mismo
que en las demás cadenas, y ahora zapeamos de forma absurda por otras cadenas
para encontrarnos en todas lo mismo. Pero esto es diferente.
Tampoco es que Atresmedia, siguiendo
el reparto de estrategias y mercados que realizan las diferentes grandes
empresas televisivas, haya dejado para Antena 3, la cadena grande de la casa,
el trozo grande de la tarta –o sea, el entretenimiento–; ni que haya optado por
cargar en laSexta un poco más las tintas en la información. Porque anteayer
laSexta se zampó a la competencia pequeña contra la que debe pelear, pero
también a la competencia grande, con “GH” dentro, e incluso a Antena 3, su
hermana mayor.
Ni siquiera es que el mundo de la
información televisiva esté patas arriba. Así que no es simplemente que el
“Telediario” de La 1 lo haga tan mal que llame a las cargas policiales
“momentos de tensión” y “empujones”, oculte que en la manifestación de Cibeles
contra el referéndum ilegal había banderas franquistas, saludos fascistas y se
cantó el “Cara al sol” de la Falange, o que TVE dé un paso atrás un día tan
gordo como el 1-O y relegue la información a un canal minoritario como 24
Horas.
De lo que se trata es de que, si
la situación lo requiere, laSexta es capaz de transformarse de un día para otro
en un canal temático informativo. Y, encima, lo hace dándole mil vueltas al
Canal 24 Horas y a TVE entera (que debería hacérselo mirar) y a los grandes
canales generalistas escudados tras la excusa de que los telespectadores solo
queremos ver la tele para desconectar de la realidad.
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