12/9/17

PREDECIR EL PASADO


Fíjense bien en todos los comentaristas políticos que estos días se muestran perplejos por lo que está pasando en Cataluña y se sienten incapaces de predecir el final de la crisis: son los mismos que el 2 de octubre explicarán lo que haya sucedido dando a entender que no podría haber ocurrido ninguna otra cosa. En los dos casos se expresarán con la misma contundencia y seguridad: cuando afirman hoy que no hay forma de saber lo que va a ocurrir y cuando aseguren dentro de tres semanas que estaba claro que iba a ocurrir lo que ocurrió. El comentario político es una disciplina que ha alcanzado un nivel tan desarrollado en la predicción del pasado como precario en la predicción del futuro. Hace cuarenta años se podría haber dicho lo mismo de la meteorología, pero cuatro décadas después los meteorólogos ya prevén la trayectoria y la intensidad del huracán Irma, mientras que los comentaristas siguen incapaces de predecir la trayectoria y la intensidad del ciclón Puigdemont más allá del nivel de acierto esperable por azar.

Es lo que distingue a las ciencias duras de las ciencias blandas; las primeras predicen a priori, las segundas predicen a posteriori. En un extraño esperpento epistemológico en el que unas y otras se intercambiasen, los meteorólogos discutirían en mesas de debate sin llegar a ponerse de acuerdo, mientras que Pablo Montesinos o Ignacio Escolar aparecerían al final de los telediarios ante un mapa de Cataluña y dirían cosas como “el jueves aumentará el nivel independendista en Girona, Puigdemont será suspendido el viernes por la tarde. El lunes se aplicará el artículo 155 y se registrarán niveles altísimos de presión al anularse la autonomía catalana. El Ministerio de Interior ya ha ordenado la evacuación de más de tres millones de catalanes ante la previsión de fortísimas tensiones”. Los comentaristas políticos y los meteorólogos se miran con recelo, y se desprecian por ser profetas del pasado los unos e historiadores del futuro los otros. La epistemología y la política se odian mutuamente.

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