Anteayer falló Mamen
Mendizábal.
Estuvo mal que entrevistara a Cinto
Busquet a solo siete minutos del final de su “Más vale tarde” (laSexta). Tiempo insuficiente para un señor que necesita un programa diario para él solito. Un
púlpito no, porque ya lo tiene: es sacerdote.
Peor estuvo cómo abrió la
entrevista: “Hay un sacerdote que impulsó un manifiesto prorreferéndum que
han firmado cuatrocientos religiosos. Está con nosotros el párroco de Calella,
Cinto Busquet, buenas tardes, bona tarda. ¿Dios está por la independencia?”.
Se mereció el chorreo que le cayó: “No respondo a esa pregunta porque es
totalmente fuera de lugar. Lo que le digo es que…”. Y sermoneó sobre lo que
quiso ignorando la pregunta que le habían hecho y despreció. Mendizábal logró
meter baza para pedir que le dejara preguntar.“Dígame”, respondió, “pero
hablemos en serio. No me pregunte si Dios es independentista porque es absurdo”.
Mendizábal intenta explicar que ella habla en serio, pero Busquet no calla. Él
habla de independentismo como vicario de Dios, impulsa un manifiesto
independentista firmado por vicarios de Dios, defiende el independentismo
citando a obispos de Dios, publica una “Plegaria por Cataluña” en la que habla
con Dios pidiéndole ayuda (“Dios y Padre nuestro, no permitas que nos
desanimemos ni nos desalentemos ante la incapacidad de quienes ponen por encima
de todo la salvaguarda de la integridad de España…”), cita la doctrina
social de la Iglesia de Dios, firma una carta al papa de la Iglesia de Dios,
cita los Evangelios que son –dicen– palabra de Dios y asegura que están por
encima de la Constitución (los Evangelios, sí; el Corán, no: eso sería ser un
antidemócrata fundamentalista islámico). Pero si le preguntan por Dios, lo ve
fuera de lugar. Así que avasalla sermoneando sin dejar hablar.
Mendizábal debería aceptar con
resignación cristiana esta penitencia que le envía el Señor. A Busquet le da
igual ser el invitado en el programa. Él y los que son como él están
acostumbrados a establecer cuándo se habla, cómo se habla y sobre qué se habla;
pero, sobre todo, quién habla.
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