4/9/17

ÁCIDO FÓRMICO


Vuelve, triunfal, “El hormiguero” a Antena 3. En una reunión de Mediaset –la competencia–, alguien propuso dejarlo marchar hace seis años. O, peor, propuso cerrarlo. No tengo ni idea. Pero alguien tuvo que ser el primero en decir que Cuatro podía prescindir de “El hormiguero”. Alguien cuyo trabajo era analizar programas, elaborar parrillas, diseñar estrategias y eso. Acababa la temporada y renegociaba el contrato, la plantilla, las vacaciones, lo que fuera. Un lumbreras soltó en una reunión que a Mediaset le irían las cosas mejor sin Pablo Motos. Bien, pues no esperemos más. Ese genio debe ser despedido. “Es que no lo dije en una reunión, sino en un informe”, intentará defenderse. ¿Ah, sí? Pues da igual, estás despedido.

La mayoría de los asistentes a aquella reunión apoyaron la propuesta del despido. De no ser así, no habría prosperado. Unos señores y señoras muy listos que saben de televisión la de Dios y cobran una pasta acorde a lo listos que son, dijeron que sí, que lo mejor era deshacerse de Trancas y Barrancas. Hace ya varias temporadas que quedó claro que se equivocaron. Deben ser despedidos sin contemplaciones. “Es que no lo aprobamos en una reunión, sino que dimos el consentimiento firmando un informe”. ¿Ah, sí? Pues da igual, estáis despedidos.

Un jefazo de Mediaset dio el visto bueno a la propuesta firme de tirar por la ventana un programa que triunfaba en Cuatro desde casi sus inicios. Un jefazo que pensaba que daba igual que año tras año “El hormiguero” mejorara la audiencia de Cuatro atrayendo a la cadena a un montón de espectadores justo en el inicio del valioso ‘prime time’. Un jefazo que ante la posibilidad de que la competencia fichara a Motos, echó manos de su currículum, su experiencia, su olfato televisivo, y le dio pasaporte. Firmó el papel con la orden ejecutiva y llamó por teléfono a un amigote para ir a jugar al golf o al pádel o a algo de eso. Debe ser despedido. “Es que no era un papel, era un documento digital, y en vez de firmar se introducía una clave que…”. ¿Ah, sí? Pues da igual, estás despedido.

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