Tengo una queja. No me gusta que Hannibal Lecter ocupe la primera posición en la lista de los cien malos del cine elaborada por el American Film Institute, pero me gusta menos que Norman Bates sea el segundo, y me gusta menos todavía que Darth Vader sea el tercero. Eso son tres quejas. Un antropófago que se cree muy listo y se pirra por un hígado acompañado por un buen Chianti, un pobre muchacho que… (por si acaso, no voy a destripar la trama de “Psicosis”) y un excaballero jedi que respira raro y termina redimido y envuelto en un halo de color azul. Bah. Pero tengo otras tres quejas. No consiento que en el cuarto puesto de la lista esté el bicho extraterrestre de “Alien”, en el quinto el tiburón gigante de “Tiburón”, y en el sexto el computador HAL 9000 de “2001: una Odisea del espacio”. Intolerable. ¿Acaso no hay malos en el cine para que en los puestos altos de la lista de malos estén dos animales y una máquina? Hannibal Lecter y Norman Bates son malos. ¿También lo es el protagonista de “M, el vampiro de Düsseldorf”, que justifica sus asesinatos diciendo que no es responsable porque no puede impedirlo? El bicho de “Alien” y el tiburón de Spielberg son malos. ¿También lo son las hormigas de “Cuando ruge la marabunta”, incluso cuando devoran al malvado Gluber? HAL 9000 es malo. ¿También es malo el agente Smith de “Matrix”, que no sólo no es un ser humano sino que está convencido de que los humanos son una enfermedad, la plaga del planeta, y Matrix es la única cura? ¿Es malo el Hombre Lobo, o Drácula, o incluso Charles Foster Kane que, en “Ciudadano Kane”, reconoce que si no hubiera sido tan rico habría sido un buen hombre?
¿Quieren el nombre de un malo de ficción de verdad? Se me ocurren muchos, pero les voy a meter el miedo en el espíritu (meter el miedo en el cuerpo está chupado) citando al tremendo, al inquietante, al sobrecogedor, al repelente V. M. Varga de la tercera temporada de la serie “Fargo”. Como si su dentadura no fuera suficiente para quitarnos el sueño, ese tipo dice que el problema no es que haya maldad en el mundo, sino que haya bondad porque si no, ¿a quién le importaría? Hala, superad eso, malos de la lista. ¿Quieren otra sentencia de V. M. Varga? Pues ahí va: “Llegado el momento, la comida sabe que es comida”. Podemos luchar contra un psiquiatra antropófago como Hannibal Lecter, pero ya me dirán cómo podemos luchar contra un malvado como V. M. Varga que no come hígado humano pero actúa como si todos fuéramos su comida. Hala, felices sueños.
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