20/8/17

GATOS NAZIS EN LA ATLÁNTIDA


El arqueólogo Kenneth Feder se atrevió a decirlo precisamente en el capítulo dedicado a la Atlántida (qué pereza, cielo santo) de la serie documental “¿Qué hay de cierto?” (National Geographic): “Cuando pongo los canales de la televisión de pago, sólo salen gatitos, Hitler y la Atlántida, y sin ellos no tendrían ningún tema sobre los que hacer programas”. A los gatitos, Hitler y la Atlántida habría que añadir los extraterrestres, que valen para todo. Por ejemplo, los “creyentes en la Atlántida” (así se definen ellos mismos) y “exploradores submarinos” que aseguran que unas formaciones rocosas descubiertas en Bimini (Bahamas) son un camino de piedra que formó parte de la Atlántida, y no una formación natural que los geólogos denominan roca de playa, podrían cambiar a los atlantes por los extraterrestres y salir en “Archivos extraterrestres” o en cualquiera de los miles de documentales que se dedican a insultar a los antiguos egipcios o improvisar estupideces sobre antiguas civilizaciones extraterrestres en la Tierra. Gatos, nazis, Atlántida, extraterrestres. Una serie documental que mezcle todo esto tiene el éxito asegurado: “Gatos nazis en la Atlántida extraterrestre”, “La Atlántida nazi fue inspirada por gatos extraterrestres”, “Los gatos  de la Atlántida prueban que los nazis fueron extraterrestres”. Los creyentes en la arqueología alternativa y los abiertos de mente en general tienen aquí un filón.

¿”Qué hay de cierto”? analizó el mito de la Atlántida desde un punto friki, con esos tipos que buscan los restos de la Atlántida en las Bahamas, y también más serio, siguiendo la pista de Platón. No deja de ser interesante utilizar a Platón con respecto a la Atlántida como Schliemann siguió a Homero para descubrir Troya, pero más allá de las coincidencias entre las palabras de Platón respecto a la Atlántida y la isla de Thera y la Creta minoica, devastada por una ola catastrófica que podría haber inspirado la leyenda de la Atlántida en una historia que fue adornándose hasta llegar a Platón, lo más probable es que la conclusión que ofrece “¿Qué hay de cierto”? sea la más acertada: Platón nunca tuvo intención de que su relato sobre la Atlántida fuera tomado como verdadero, así que debemos tomarlo como una especie de fábula con moraleja. Sospecho que esta conclusión decepcionará a los exploradores submarinos de Bimini, que están convencidos de que no van a ser los eruditos (o sea, los arqueólogos de verdad) los que descubran ese continente perdido, sino uno de ellos. Pero si quiere tener éxito, “¿Qué hay de cierto?” debe dejarse de conclusiones racionales, mantener la mente abierta a todas las posibilidades y, por supuesto, introducir como sea a los gatos, a los nazis y a los extraterrestres.

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