Le propongo un experimento
científico tan fresco y ligerito como la ligerita y fresca tele veraniega.
Intentaremos responder esta pregunta: ¿a qué distancia nos permite separarnos
de la tele el mando a distancia? Tal y como dicen los gilipollas cuando pierden
el premio que han ido a ganar a los concursos de la tele, hemos venido aquí a
jugar y divertirnos. Así que nuestra investigación será inexacta y carente de
rigor. Que no se entere Sheldon Cooper.
A metro y medio, el mando a distancia
funciona: aprietas un botón y se enciende la tele. Das un paso atrás y funciona:
das a un botón y cambia de cadena. Sigues dando pasos atrás y aparecen las
primeras dificultades. Y las correspondientes conductas supersticiosas: es
mejor si antes sacudes el mando, si guiñas un ojo mirando al piloto led del
televisor, si giras las pilas dos vueltas y media, si aprietas el botón fuerte con
la uña y sueltas de repente, si cuentas hasta diez antes de apretar, si dejas
la mente en blanco para que tus ondas no interfieran, si atiendes al Feng shui,
si deseas que el universo conspire a tu favor, si alineas tus chacras, e
incluso, en una mala, si tiras el mando con mala hostia a ver si le das a la
tele justo en el botón correspondiente. El caso es que cada vez estás más y más
lejos. ¿Funcionará si desde el pasillo apuntas al espejo del salón en el que ves
reflejada la tele? Coño, parece que a veces sí. ¿Y si vas a la puerta de casa y
desde el espejo de la entrada tanteas al espejo del salón por si hay suerte con
el rebote de la señal? Aprietas.
Mucha gente dice que usa la tele
para desconectar. Sí, ya sé que habría que preguntarles para desconectar de
qué, pero el caso es que lo dicen. ¿Qué tal si continúas el experimento y usas
el mando para desconectar de la tele? Sé realista, estás en la puerta de casa
haciendo el chorras porque te aburres, así que deja el mando en el mueble de la
entrada, coge las llaves de casa y sal. Afuera es verano. En la calle aun hay
gente que pasea, charla y toca el mundo sin una pantalla en medio. Lejos,
rozando el cielo, está el horizonte. Acércate, allí no alcanza ningún mando a
distancia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario