Acaba la celebración del Orgullo
Mundial en Madrid. Las teles se han rendido a la evidencia y se han volcado en la
reivindicación, la fiesta, la gran movilización que supone. Han hecho carrozas,
actualizado logotipos, tuneado programas, estrenado decoraciones, revolucionado
sus parrillas con programaciones especiales, realizado actos específicos para
resaltar su presencia en una llamada multitudinaria a la que se han sumado por
convencimiento o por estrategia empresarial, pero lo han hecho. Menos TVE, que
ha continuado con su parrilla como si nada porque según su jefe ya tenían una
programación previa y era caro cambiarla.
La disculpa de que ya tenían
programación previa ante un acontecimiento programado hace tanto tiempo nos hace
preguntarnos con cuánta antelación se programan las visitas del papa, las
procesiones de Semana Santa o las manifestaciones de la juventud o la familia para,
menos mal, no pillar a TVE descolocada. La disculpa del coste es más alucinante
aún. Aburre pensar la de veces que, como excusa, nos esconden la moral tras la
economía para después elevar las decisiones económicas a inalterables e
intocables leyes de la naturaleza.
La celebración del Orgullo
Mundial en Madrid puede ser muchas cosas que algunos cuestionarán, pero si hay
algo indiscutible es su rentabilidad. ¿Quieres “Marca España” y proyección
internacional? Toma “Marca España” y proyección internacional. ¿Quieres
potenciar el turismo como primera industria del país? Toma un par de millones
de visitantes de sopetón más los que vengan. ¿Quieres turismo “de calidad”
porque gasta dinero? Toma “calidad” según este criterio repelente para usar la
palabra “calidad”. ¿Quieres rentabilidad? Toma inversión y deja de hablar de
gasto. ¿Quieres iniciativa, emprendimiento, nuevos yacimientos de empleo? Toma,
toma y toma.
Si es cierto que TVE está tan mal
que hizo una programación al margen del World Pride, debería haberla cambiado.
Si sus jefes no usan la mayor plataforma publicitaria del Estado para impulsar
nuestra economía, deberían dimitir. Si se creen que la moral se reduce a
economía, y la economía es una ciencia dura como la Física, que vean “Big Bang
theory” y aprendan de Sheldon Cooper.
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