Hay muchos programas así que
son amigos míos. “Viaje al centro de la tele”, que ahora emite La 1 después del
“Telediario” de la noche, por ejemplo, es un buen espacio hecho a partir de las
imágenes de archivo de programas anteriores. También “Cómo nos reímos”, que se
centra en el mundo del humor y recopila las apariciones televisivas de nuestros
grandes humoristas. Y “Cachitos de hierro y cromo”, que se dedica a la música y
consigue que todos nos pongamos “a cantar
como tú sabes”. Incluso “Ochéntame otra vez”, más serio y menos lúdico, es
mi amigo. Pero es que “Snacks de tele” (noche de los sábados en Cuatro) no hay
por dónde cogerlo.
Así que no me pasa como a los
homófobos que empiezan diciendo que tienen un amigo gay para después soltar por
esas bocas. Me pasa lo contrario. Defiendo los programas que explotan los
archivos televisivos, pero aviso de que hay uno que es enemigo mío. “Snacks de
tele” no hay por dónde cogerlo. Para empezar parte de una mala materia prima,
porque no trabaja con los variadísimos archivos sin fondo de TVE, sino con los de
las cadenas de Mediaset, que ya sabemos de qué pie cojea. “Gipsy Kings”,
“Cámbiame”, “First dates”, “Cuarto milenio” o “Quién quiere casarse con mi
hijo” nunca son un buen comienzo para nada.
Y luego viene el formato elegido
para encajar los comentarios a las imágenes. Lo que debería darle un ritmo y un
tono identificable es un batiburrillo de opiniones entrecruzadas, apelotonadas
y mal montadas de una serie de personajes dispares agrupados en torno al
palabro ‘influencers’ que compiten
por hacer sobre la marcha el mejor comentario ingenioso y solo consiguen
producir desconcierto. Si lo que pretenden es promocionar con humor y chispa los
programas de la casa, podían aprender de los grandes maestros que fueron Ignacio Salas y Guillermo Summers al frente de “Y sin embargo, te quiero”, hace ya
demasiados años. Ahora bien, si simplemente aspiran a que parezca que los
programas de los que hablan no son tan rematadamente malos, hay que reconocer
que lo consiguen. Comparándolos con “Snacks de tele” —los primeros ‘snacks’ del mercado sosos, sin sal y
sin gracia—, cualquiera de ellos parece mejor.
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