La última ocurrencia de La 1 para
la noche del sábado fue “No es un sábado cualquiera”. Copia el nombre del
programa de radio “No es un día cualquiera” que dirige Pepa Fernández en Radio Nacional las mañanas del fin de semana,
pero sustituye sus ajustados y exitosos contenidos y colaboradores por un
revoltijo que ni está ajustado ni tiene éxito. Como el programa ha ido tan mal
que está en desguace, TVE podía probar esta otra idea: cambiar el nombre del
programa de radio “La historia de cada día” que dirige Carlos Guerrero en Radio 5 las mañanas del fin de semana, pero
mantener sus contenidos.
La versión televisiva podía
empezar por un tema tratado hace algunas semanas: la petición de centenares de
historiadores españoles (y extranjeros) para reformar nuestra franquista Ley
sobre Secretos Oficiales de 1.968 que sigue en vigor gracias a las maniobras de
dilación de PP y PSOE antes, y de PP y Ciudadanos ahora, que evitan su
sustitución. ¿Por qué aquí no desclasificamos los secretos oficiales
automáticamente tras de un plazo determinado como en el resto de democracias? La
propia ley nos impide saber qué intereses ocultos podía haber entonces para
formular una ley tan restrictiva y oscurantista, igual que no sabemos qué
intereses hay ahora.
Ni historiadores ni ciudadanos
podemos acceder en España a archivos considerados secretos, pero sí podemos
hacerlo en otros países para intentar saber, por ejemplo, qué pasó con las
bombas de Palomares. Los secretos oficiales son eternos en España porque no hay
ningún mecanismo automático que desclasifique como en otros países democráticos
que establecen plazos. Aquí depende de la voluntad de la autoridad, que
clasifica y desclasifica lo que quiere y cuando quiere. En Suecia son 40 años
para cuestiones relativas a la seguridad del Estado, 70 para asuntos “sensibles”
(¡o sea, los relativos a la salud, seguridad o sexualidad de los ciudadanos!).
En el Reino Unido pueden verse los documentos de la época de Margaret Thatcher, aquí no. ¿Por qué el
franquismo y la Transición siguen a oscuras? O quienes no desclasifican temen
algo o adolecen de una falta de suelo democrático que debería proteger más al
ciudadano que al Estado. Elijan ustedes.
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