Acusan al “Rey Chatarrero” y su programa “A cara de perro” (Cuatro) de manipular
sus historias cambiando perros para inventarse un final feliz. Él responde con
un sistema de valores delirante: “Lo que
importa son los animales y punto. Lo demás me la suda”. Con una tesis así,
extraña que Frank de la Jungla le
critique si ambos parecen cortados por el mismo patrón. Miles de seguidores de
dos ‘youtubers’ frieron a Frank con
mensajes para que arbitrara en un conflicto a ver quién se quedaba con el perro
que ambos habían tenido siendo pareja. Para Frank, cómo se portara uno con otro
y su situación personal o legal es irrelevante porque solo importa el perro y
punto: “Que se quede en el sitio en el
que está feliz”, responde en un vídeo. A lo que, cabreado, añade no sé si
un “Iros” o un “Íos todos a tomar por culo”.
¿Importa saber si dijo ‘Iros’ o
‘Íos’? Si dijo ‘Iros’ por ‘Idos’, valdrá; hasta la RAE lo recoge. Pero, ¿y si
dijo ‘Íos’ como plural de ‘Ío’? Aunque este asunto no sea un animal (y punto),
a mí, con perdón, me importa porque hay muchas cosas que no son animales y me
importan. La mitología, donde Ío es la
doncella sacerdotisa de Hera de la
que se enamoró Zeus. La astronomía, donde
Ío es uno de los satélites de Júpiter. La historia, donde, según Heródoto, el enfrentamiento entre persas
y griegos también se manifestó en que aquellos habían raptado a Ío, y estos
para vengarse raptaron a Helena de
Esparta. La ciencia, donde el satélite mediceo Ío descubierto por Galileo con su telescopio acabó con el
modelo aristotélico. La literatura, donde Ío está en el origen remoto de la
Guerra de Troya que cantó Homero en
“La Ilíada”. La arqueología, donde Ío está detrás del descubrimiento de Schliemann en Hisarlik. Las bellas
artes, donde hay óperas, cuadros y esculturas sobre Ío. La cosmogonía, donde Ío
es el dios creador del universo de los maoríes. La química, donde IO- es la
fórmula del anión hipoyodito. La vulcanología, donde Ío es el lugar donde se
descubrió el primer volcán extraterrestre. Me importa, en fin, la diferencia
entre ‘Iros’ e ‘Íos’ porque me importa el lenguaje, el logos que nos hace
humanos sin dejar de ser animales. Respecto a quienes pretenden hablar en
nombre de los animales que no hablan, ya nos dirán dónde comprar un felicidómetro
perruno para que todos podamos jugar su mismo juego.
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