19/7/17

BUSCANDO A NEMO EN EGIPTO


La gran diferencia entre “Tesoros del Antiguo Egipto” (La 2) y otras series documentales sobre la fascinante civilización egipcia está en que Alastair Sooke, su presentador, nos conduce por las maravillas del Antiguo Egipto de la misma manera que Jamie Oliver nos arrastra a su mundo de sabores, olores y colores en “La comida reconfortante” o Rick Stein nos invita a acompañarle en su delicioso viaje a lo largo y ancho del Mediterráneo. Alastair Sooke, Jamie Oliver y Rick Stein son tres británicos que, como el estadio de Anfield, la selección de rugby de País de Gales, el monstruo del lago Ness o la campiña inglesa de las novelas de Agatha Christie, consiguen que olvidemos el absurdo peinado de Boris Johnson, la dichosa City de Londres y la chocante temperatura de la cerveza en los pubs. Si prueban el Egipto de Sooke, las hamburguesas de Oliver y el Mediterráneo de Stein, querrán saber más de Egipto, de las hamburguesas y del Mediterráneo.

Quizás algunos (los de siempre) se enfaden porque Alastair Sooke habla del Antiguo Egipto con excesiva pasión, atrevidas conclusiones personales y, sobre todo, empleando categorías de nuestro tiempo que retuercen a los antiguos egipcios hasta convertirlos en nosotros con ropa rara. Pero el gran estudioso del mundo clásico E. R. Dodds ya dejó dicho que del mismo modo que un hombre no puede escapar de su propia sombra, ninguna generación puede pronunciar un juicio sobre los problemas de la historia sin referencia a sus propios problemas. Así, se puede entender que Sooke diga que el templo funerario de Hatschepsut en Deir el-Bahari podría ser una pieza de la arquitectura fascista de los años 30 del pasado siglo y que, desde lo alto, recuerda a un dibujo de Escher. Y, de la misma manera, podemos aceptar que Sooke compare a Amenofis III con Luis XIV y que diga que durante su reinado Egipto se convirtió en la mayor “superpotencia” que el mundo había conocido. Y también, entonces, es legítimo que Sooke describa el precioso pez de cristal del Imperio Nuevo encarcelado (como tantos tesoros) en el Museo Británico como un antepasado del pececito Nemo de “Buscando a Nemo”, y hasta que defina a Amenofis IV, que luego se convirtió en Akenatón, como “el primer individualista de la historia”. Arquitectura fascista, Escher, superpotencia, Nemo, individualismo… ¿Qué tiene que ver todo esto con el Antiguo Egipto? Mucho, si de lo que se trata es de dar vida y color a la arquitectura egipcia, la política exterior de Amenofis III, la artesanía del Imperio Nuevo y las revolucionarias reformas religiosas de Akenatón. Los documentales sobre Egipto, gastronomía y el Mediterráneo necesitan a Nemo.

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