Hay un sacrosanto contrato que
vincula al vendedor con su comprador por el cual el vendedor está obligado a
vender mierda si lo que ofrece es mierda. Hay un sagrado compromiso que
vertebra nuestro mundo que garantiza que si compras mierda, recibes mierda. Hay
un divino pacto que cohesiona nuestra sociedad escrupulosamente regida por las
leyes de la oferta y la demanda que nos permite proveernos libremente de mierda
en los dispensadores de mierda en un mercado repleto. Hay un bendito acuerdo
que sirve de base, cimiento, fundamento y punto de apoyo de todo nuestro
sistema económico que nunca puede fallar aunque falle todo lo demás. Gracias a
él podemos confiar ciegamente en que quien pregona mierda, vende mierda, y
quien paga por mierda, recibirá la mierda que legítimamente es suya.
Por eso extraña que un principio
tan básico se rompa. Por eso resulta aun más desconcertante que quien lo
incumpla sea una empresa con tanta experiencia en este campo como Telecinco.
“Supervivientes” anunció el otro día que Bigote
Arrocet iba a hablar con María
Teresa Campos, y, para añadir emoción, lo hizo con este hermosísimo pareado
en las redes sociales: “¡¡Que se entere todo el mundo!! Mª Teresa hablará esta
noche con Edmundo”. Ya se pueden imaginar lo contentos que se pusieron los
clientes de la casa: por un precio tan asequible como seguir aguantando horas
de programación de su cadena amiga, asistirían en primera fila a la
conversación entre una señora ya mayor que acaba de sufrir un grave problema de
salud del que aún está recuperándose y su novio, ya mayor, a quien no había
querido notificar hasta entonces su delicado estado médico para que no dejara
de hacer el chorras en un concurso chorras.
Sin embargo, tras pagar su precio
y tragar las horas de mierda habitual que dura el programa, la mierda especial anunciada
no llegó, la mierda de primera brilló por su ausencia, la mierda extra plus
deluxe suprema que dijeron que habría dentro del paquete de mierda que habían
comprado no estaba allí. Se enfadaron, claro. No es agradable quedarte sin la
mierda que legítimamente es tuya por culpa de una publicidad engañosa de
mierda.
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