“La isla” sigue en laSexta. Cada
miércoles, erre que erre. Varios tíos siguen pasando mil penurias en una isla
porque sí. Ellos lo llaman “valor”, y nosotros “a lo tonto”. Y, lo peor, siguen
empeñados en extraer lecciones morales de su conducta insensata. Nos dan clases
de supervivencia repletas de superación, liderazgo y toda esa nueva metafísica
de moda que nos invade cuando alguien dice en voz alta “coach” en vez de “Belcebú”,
que es menos peligroso. Llámenme tonto, pero yo tenía entendido que la
supervivencia consistía en sobrevivir, y su primer mandamiento es no meterse en
líos. Muy resumido: hay que huir de donde no hay comida y quedarse donde la
hay. Eso por no hablar del agua. O de los animales peligrosos, los parásitos y
la higiene. Supervivencia, dicen medio muertos en una isla que si está
deshabitada por algo será. Manda huevos.
No hace falta comentar el
sinsentido de Pedro García Aguado,
su presentador ausente, cuando dice que “La isla” “no es un espectáculo, pero sí es espectacular”. Basta mirar el
diccionario. Vayamos, mejor, con Mario
López, director de laSexta, que dice que “no cae en la superficialidad, ni en el concurso, ni la explotación
extrema de los sentimientos. Se homenajean las virtudes de los concursantes que
participan”. Bueno, no, que también dice el DRAE que por muchas virtudes
que tengan no puede haber concursantes sin concurso. Una cosa es querer zafarse
de la sombra de “Supervivientes” mirándolo por encima del hombro y otra esto.
Vamos entonces con los participantes
que participan sin ser concursantes que concursan. Mi favorito es el que iba a
demostrar que se puede sobrevivir bebiendo agua de mar y al segundo programa
tuvo que ser evacuado muy malito. Si te van los retos, puedes elegir: hacer el
cafre o leer un poco sobre cómo funciona un riñón y qué es una nefrona. Allá
cada uno. Este optó por hacer el cafre y confirmar lo ya sabido: agua del mar, ¡caca!,
no beber. También me gustó el segundo evacuado, un médico que se hizo pupa por
jugar a cazador recolector sin tener en cuenta que lo esencial de la medicina
es prevenir, como enseñaba Ramón
Sánchez-Ocaña. Hoy, más isla; a ver quién será evacuado ahora.
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