20/6/17

CUARENTA FORMAS DE ABURRIMIENTO


Los finlandeses tienen en su idioma casi cuarenta palabras diferentes para referirse a diferentes formas de nieve, bien sea acuosa, o mezclada con barro, o se haya convertido en hielo, bien proceda de granizo, o flote en el agua, o sea sólo escarcha; así más de tres docenas de variedades de nieve. Nos puede parecer exagerado a los que vivimos en el sur, pero viendo el “Planeta Calleja” en el que Jesús Ídem y Mercedes Milá viajaron a las islas habitadas más septentrionales del planeta, perdidos en un inmenso mar de hielo, pude comprender perfectamente la necesidad de léxicos amplios que recojan fenómenos tan onmipresentes y llenos de matices. No, no me estoy refiriendo a la nieve, qué va. Me refiero al profundo aburrimiento que siempre me provoca Mercedes Mila, tan rico en variedades y en subtipos. En medio de cuarenta formas de nieve yo descubrí cuarenta formas de aburrimiento.

No es lo mismo una gruesa capa de hielo que una fina capa de nieve. Tampoco es el mismo aburrimiento el que provoca Mercedes cuando se pone filósofa profunda (“hay que vivir el ahora”, fíjate) que el que provoca Mercedes cuando recuerda su gran historial como entrevistadora (Cela y la absorción de dos litros por el ano, Vidal y su pene erecto como un vaso de tubo, Umbral y su libro). En finés existe hanki, huurre, iljane, polane, jää, railo, pero en español sólo tenemos “aburrimiento” para describir lo que sentimos cuando Mercedes corrige a todo el mundo, cuando dice que hace meditación poniendo la mente en blanco y pensando sobre gente (¡!), cuando deja caer que una vez hubo una pintada en el País Vasco contra ella, cuando se muestra transgresora y se desnuda en el plató de Gran Hermano o en el Polo Norte.

El idioma es un ser vivo que se adapta a las necesidades de los hablantes. Media docena de programas como el “Planeta Calleja” de Mercedes Milá y verán cómo surgen en español al menos cuarenta palabras nuevas para referirse a formas de aburrimiento. A los que viven en el norte les parecerá exagerado. Tienen suerte: ellos no tienen a Milá, tan sólo tienen doscientos cincuenta días de nieve al año.


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