El odio está infravalorado. Se le desprecia por doloroso e improductivo. Vive marginado, señalado con el dedo por el arrogante amor. Lo condenan los curas, los médicos, todos los políticos. Y, sin embargo, el odio noble y estimulante está detrás de muchas de las más honrosas batallas que ha librado el ser humano y cuando elige bien sus objetivos es uno de los más eficaces motores de progreso tanto a nivel individual como colectivo. Podría extenderme folios en esta apología del odio, tan fecunda dadas estas odiosas fechas, pero entenderían ustedes mejor lo que quiero decir si se abalanzan sobre la primera temporada de una nueva serie, “Feud” (algo así como “enemistad” o “rivalidad”), que nos está contando una maravillosa historia de odio.
“Feud” dedica cada temporada a una relación de odio entre dos personajes famosos. Su primera entrega narra la animadversión extrema que mantuvieron Bette Davis y Joan Crawford durante el rodaje de “¿Qué fue de Baby Jane?”. Ver a Susan Sarandon interpretar a Bette Davis y a Jessica Lange hacer lo mismo con Joan Crawford es como intentar multiplicar infinito por infinito. Los matemáticos dirán que es una indeterminación. Los amantes de las series sabemos que eso se concreta en el juego de rivalidad más fascinante jamás visto en la pantalla, en la explosión recursiva de referencias, autorreferencias y autoautorreferencias alrededor del profundísimo odio que se profesan estas cuatro increíbles actrices -dos putativas y dos hijas de puta-.
Es cierto que el odio que nos narra “Feud” es un odio personal, de fogueo, sin espoleta ni víctimas mortales. Pero nadie se queja de que el amor del que nos hablan las demás series también sea un banal amor de fogueo, tan desprovisto de trascendencia y tan glorioso en vano como las puñaladas verbales entre Susan Davis y Jessica Crawford. Abrumados por la dictadura de las pasiones positivas, la reivindicación de las pasiones negativas -el auténtico significado de “padecer”- adquiere matices de reivindicación ética y de resistencia ciudadana. Siempre han estado ahí. Contra el tabú que prohíbe nombrarlo y señalarlo, “Feud” ha venido a visibilizar y empoderar el odio.
Cuando se habla de rivalidades siempre recuerdo la escena de la película Horizontes de grandeza (The Big Country) en la que el personaje interpretado por Charles Bickford dice:
ResponderEliminar-Si hay algo que respete más que un gran amigo es un enconado enemigo.