Cuentan que, en una ocasión, Ernesto “Che” Guevara se dirigió a un famoso escritor para preguntarle a qué se dedicaba, y este dijo: “Soy escritor”; entonces, el revolucionario argentino-cubano insistió: “Ya, pero ¿en qué trabajas?”. Si la anécdota es cierta, entonces el Che o bien no estaba de acuerdo con la consideración del trabajo intelectual (que incluye la ciencia y la política) como una verdadera profesión, o bien escribir una novela o un capítulo de “Los Simpson” (perdón por el anacronismo) le parecía una actividad tan sencilla que no merecía ser considerada un trabajo. En todo caso, el Che se equivocaba. Escribir es un trabajo, parir un guion es difícil, poner en boca de los personajes de nuestras series favoritas palabras que merezcan la pena ser escuchadas requiere talento y técnica y, en definitiva, un capítulo de “Los Simpson” puede exigir tanto esfuerzo como hacer la revolución. El desdén del Che hacia los escritores tiene relación con el poco peso que los guionistas tienen en España, según observa Javier Olivares, guionista de “El ministerio del tiempo”. ¿En qué trabaja un guionista? Un guionista trabaja en que todos los demás tengan trabajo.
Los guiones no se escriben solos, y siempre hay alguien detrás del inicio de la hermosa amistad entre Rick y el capitán Renault en “Casablanca”. Sin embargo, a los guionistas muchas veces se les mira de perfil o se les desprecia por vender algo que se puede adquirir casi gratis. No es lo mismo una temporada de “El ministerio del tiempo” que una entrega de “Gran hermano” o una cena de “First Dates”. En el microcosmos televisivo español hay una tendencia que, como decía Tertuliano, desconfía de las almas formadas en las escuelas e hinchadas por la sabiduría de las academias y pórticos de Grecia. Tertuliano, padre de la Iglesia que rechazó con elocuencia el valor de los filósofos paganos, invocaba el alma simple, ruda, inculta y primitiva, y prefería las expresiones vulgares porque son comunes, son comunes porque son naturales, y son naturales porque son divinas. Es la tesis de todos los que ven en los habitantes de la casa de “Gran Hermano” o en las ridículas citas de “First Dates” una vulgaridad ruda, natural y divina que engancha a la audiencia más que la sabiduría de la academia que sostiene a series como “El ministerio del tiempo”. Hay que derribar los pórticos de Grecia y dejar el entretenimiento televisivo en manos de los simples concursantes de “Gran hermano”. Escribir no es un trabajo de verdad y, encima, hay que pagar al guionista.
2 comentarios:
Yo entiendo en las palabras del Che algo como "No te pregunto qué te gusta sino qué te reporta dinero". Su respuesta otorga a la escritura un caracter superior al de cualquier trabajo y hace que no sea accesible a cualquiera sino solo a unos afortunados que tienen cierta habilidad.
Pero claro, sin contexto cada uno entiende lo que le da la gana.
Yo entiendo que el Che sabía en que trabajaba el paisano, pero quería saber de que iba a tratar su próxima obra
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