Tras el “Caso Nadia”, el “Caso Paco Sanz”. Lo destapó anteayer “Espejo público” (mañanas de Antena
3). Ya saben cómo va esto: es una enfermedad rara pero me tocó, no dan
esperanzas pero no me rindo, hay un tratamiento experimental pero no hay
garantías, hay que ser positivos pero esto es duro, no hay que rendirse pero
solo no puedo, hay que ir a Estados Unidos pero es muy caro, os agradezco el
apoyo pero más el dinero. La primera palabra es enfermedad. La última, dinero.
En medio, una campaña mediática en la que la tele sirve de caja de resonancia y
los famosos son víctimas que abren la puerta a más víctimas aun.
Risto Mejide fue una de ellas. Y, por supuesto, como a todos los
engañados, no hay nada que reprocharles. Pero sí deberíamos aprender algo. No
parece prudente dejar la asistencia a los necesitados fuera de la protección
social del Estado y en manos de campañas sin control externo ni supervisión
oficial ninguna. No parece que la manera en que la sociedad deba enfrentar
estas situaciones sea confiar en lo bien que los afectados den pena en
pantalla, en lo eficaces que sean inspirando compasión y en lo hábiles que
resulten haciendo sentirse mal a quienes nos encontramos bien. ¿Se acuerdan de
cuando, hace un par de años, Toñi Moreno
mostraba en “Entre todos” (La 1) aquella retahíla de desdichas que cada tarde
competían a ver quién conseguía más llamadas y más limosnas?
Dos meses después de Nadia y un
mes antes de Paco Sanz, Mejide fue muy crítico en “Chester in love” con el
presidente de la asociación “Europa Laica”. Ya lo contamos. Antonio Gómez pidió que los servicios
sociales del Estado hicieran su trabajo y no delegaran en la caridad. Risto le
paró los pies porque en el Estado hay mucha corrupción. No, Risto. Si hubiera
corrupción policial, la solución no sería disolver ni privatizar, sino mejorar
la policía. Si hubiera corrupción en los servicios sociales, la solución no
sería la privatización o la caridad, sino mejorar los servicios sociales. Ya lo
vemos: la caridad, y más llevada por impulsos, es más arriesgada, menos justa,
más arbitraria.
US ho vaig dir...
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