14/2/17

EL PUBLIRREPORTAJE INFILTRADO


Ay, como se infiltre el jefe de laSexta en “El jefe infiltrado”. Si un día de estos le da por cambiarse el peinado, afeitarse el bigote, ponerse unos tatuajes de pega, cambiarse el traje por vaqueros y camiseta, y ponerse a evaluar lo que están haciendo sus empleados en el trabajo, la lía. La cosa le podrá ir mejor o peor según se vaya infiltrando aquí y allá: lo pasará pipa de regidor en “El intermedio” y acabará hasta el culo ecualizando la insoportable entonación de Gloria Serra en “Equipo de investigación”. Pero cuando le toque infiltrarse en “El jefe infiltrado” arma una gorda.

Como si lo viera: qué raro, ¿por qué en “El jefe infiltrado” empezarán centrándose en la empresa y no en el jefe que ha decidido infiltrarse? Pero qué raro, ¿por qué cuentan cómo se fundó la empresa de forma tan épica, cómo creció de modo tan sólido, y cómo llegó a ser tan, pero tan importante, y tan pero tan puntera, y tan pero requetetán bien “posicionada en el mercado”? Pero qué raro, raro, raro, ¿por qué el programa no se limita a ser lo que anuncia, esto es, una encerrona con cámara oculta para fiscalizar a los trabajadores?, ¿por qué se transforma en un publirreportaje servil que canta las glorias de una empresa maravillosa con una pasado memorable, un futuro prometedor y un jefe abnegado capaz de todo con tal de que el negocio avance más fuerte, más alto, más lejos?

Cuando al final del programa, el jefe de laSexta se reúna con los trabajadores y descubra quién es realmente no perderá el tiempo haciéndose el guay con ascensos, viajes y subidas de sueldo. Antes la publicidad camuflada se conformaba con poner leche Pascual en la mesa de “Médico de familia” y había quejas. Así que preguntará por qué, si un publirreportaje tan descarado cuela como programa y no hay multas, la parrilla de laSexta no está repleta de publirreportajes. Y en un mes, lo estará. Rentables, alimenticios y dulces publirreportajes interrumpidos por dulces, alimenticios y rentables anuncios.

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