17/2/17

ALGO MUY PARECIDO A UN VIEJO AMIGO

A estas alturas de la historia, “Saber y ganar” es ya algo muy parecido a un viejo amigo. No esperen esta vez una columna sofisticada, combativa o particularmente reveladora. Esta vez aquí sólo va a haber una sencilla declaración de amistad y de cariño por el sencillo, amistoso y cariñoso programa que cumple hoy 20 años de emisión en nuestra televisión pública.

Uno no visita todos los días a sus viejos amigos, ni necesariamente cuando lo hace pasa el mejor momento del día. Afortunadamente, con el tiempo lo verdaderamente importante pasa de ser la figura a ser el fondo de la vida; las figuras destacan por su presencia, los fondos destacan por su ausencia. Más de lo que llama la atención la aparición de un programa nuevo, llamaría la atención la desaparición de “Saber y ganar”. Tampoco recordamos muy bien desde cuando conocemos a nuestros viejos amigos, como no recordamos desde cuándo conocemos “Saber y ganar”, y se hace necesario recurrir a aquel viejo truco de la fenomenología clásica que explica por qué parece que Jordi Hurtado jamás envejece: ¿con los ojos de qué edad sigues viendo a tu amigo? Ése fue el momento de vuestras vidas en el que os conocisteis. No importa el tiempo que llevemos sin vernos, a los viejos amigos y a “Saber y ganar” se les saluda siempre con un gesto mínimo, levísimo y rutinario, como si sólo nos hubiéramos separado un par de minutos, y se continúa la charla donde había quedado quizá años atrás. Y tampoco es relevante que ese día la conversación sea más o menos enriquecedora: con “Saber y ganar” y con los viejos amigos importa más el ordinal que el cardinal, importa más la trayectoria que se ha ido acumulando que cada una de sus estaciones individuales.

Aunque hayamos renovado ya demasiadas veces durante los últimos veinte años todas las células que nos componen, hay detalles sobre los que construimos una irrenunciable sensación de cohesión y continuidad de lo que somos. Feliz vigésimo cumpleaños, “Saber y ganar”. Cada vez que pongo La 2 después de comer me enorgullezco de los viejos amigos que tengo.

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