24/2/17

"ACOSO ESCOLAR PROYECT"


Cuatro quiere acabar con el acoso escolar con un nuevo programa para la noche de los martes. Es un objetivo muy ambicioso, y más para un simple programa de televisión, pero noble y necesario como todos los que pretenden eliminar las injusticias. En este caso es además un objetivo cojonudo: Paolo Vasile, gran jefe de Mediaset, dijo que a pesar de los muchos problemas que tuvo para sacar adelante este espacio lo emitiría “por cojones”.

¿Sobran aquí las glándulas? No es ese su principal problema. Tampoco lo es que lo llamen “Proyecto bullying” participando en ese acoso al español que se hace, como todos los acosos, desde una superioridad peligrosa y falsa. Un problema es que los límites que la Fiscalía de Menores puso a Mediaset desde que empezó con este proyecto no son interpretados como las lógicas precauciones que deben tomarse en un Estado de derecho -y más cuando se trata de menores-, sino como un ataque personal contra una manera de hacer televisión que pretende actuar con patente de corso: cuando hace “Sálvame” porque eso solo es diversión y no pretende informar a nadie, y cuando hace información porque el fin justifica los medios y tiene derecho a hacer lo que le dé la gana. Incluso mandar a menores con cámaras ocultas a grabar en clase a otros menores sin ningún tipo de autorización judicial ni control sobre quién ve, quién conserva o qué uso hace de esas imágenes.

También es importante denunciar la violencia machista, pero todos sabemos que se hicieron programas sensacionalistas en los que las víctimas eran utilizadas con la excusa de que su testimonio era muy importante y blablablá. Siempre que da voz a las víctimas, la tele corre el peligro de resbalar por la pendiente de la manipulación y precipitarse en ese abismo. No todo vale. “Proyecto bullying” pone sobre el tapete dos problemas: el del acoso escolar y el de cuál debe ser la forma en que la tele aborde estos asuntos sin mostrar tantos lloros (¿necesarios o innecesarios?, ¿espontáneos o inducidos?) como vimos anteayer, ni transformar al presentador Jesús Vázquez en un justiciero que hace innecesaria a la policía y los juzgados, que después de todo estarán ahí para algo.

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