El especial de “Big Bang” dedicado a “Diversión con banderas”, el programa para You Tube con el que Sheldon Cooper (y Amy) han convertido a la vexilología en una disciplina de masas friquis, nos ha enseñado tres cosas. Primera. Guillermo de Ockham tenía razón cuando decía que es absurdo hacer con más lo que puede hacerse con menos, así que es absurdo gastarse millones en producir una serie como “Juego de tronos” cuando basta con una cámara, un sofá, una pizarra, unas cuantas banderas y el ingenio de unos guionistas maravillosos para hacernos pasar un rato divertidísimo. Segunda. Einstein tenía razón cuando decía que todo debe hacerse tan simple como sea posible, pero no más; así que “Diversión con banderas” es muy simple, pero si queremos hacerlo más simple cambiando a Sheldon por Carlos Sobera y a Amy por Mercedes Milá, la idea se va a la mierda. Tercera. Jeremy Bentham tenía razón cuando decía que un buen alcantarillado puede contribuir a la conquista de la felicidad más que, digo yo, las intrigas en “Gran Hermano VIP”; por eso estoy convencido de que el higiénico programa de Sheldon sobre las banderas contribuye a la paz mundial y al entendimiento entre los pueblos más que cien resoluciones de la ONU. Y hay una cuarta enseñanza.
Cuarta. Es imprescindible que TVE compre “Diversión con banderas” y fiche a Sheldon y Amy porque si algo ha demostrado la Copa de África de fútbol (Eurosport) que se celebra en Gabón, además de que el fútbol africano es tan alegre que convierte al Sánchez Pizjuán en una reunión de amigos del clavicordio, es que los espectadores no conocemos bien las banderas de los países africanos, y así es más difícil entender África y los africanos. Mientras confundamos la bandera de Mali con la de Senegal y no entendamos la bandera de la República Democrática del Congo, no nos tomaremos en serio ni el fútbol africano ni la misma África. “Diversión con banderas de África” sería un programa tan simple como sea posible, pero no más, y serviría para mejorar el alcantarillado de nuestros telediarios y contribuir así al conocimiento de un continente tan borroso como la diferencia entre las banderas de Mali y Senegal y tan desconocido como la bandera de la República Democrática del Congo.
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Sentando cátedra
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