Desde hace año y medio sabemos
que, de los papas que hay, el porteño no ve la tele. El otro, sabe Dios. Ahora
nos enteramos, además, de que no la ve porque sintió que Dios se lo pidió. Y
que hizo esa promesa el 16 de julio de 1990, justo cuando el Dios del Antiguo
Testamento debió de tener algún problema con su pueblo elegido en Filipinas o
algo así, porque les lanzó un terremoto de 7,9 en la Escala de Richter que
causó más de 3000 muertos, más de 25000 heridos y más daños de los que los devotos
ruegan por nosotros olvidando lo que supuso el terremoto de Lisboa de 1755.
Tiene razón Maurizio Carlotti cuando se pregunta por qué, entonces, la Iglesia es
dueña de 13TV. Aquí ya señalamos esa contradicción en su día, pero eso no nos
iguala. A Carlotti, ex director general de Telecinco y ahora vicepresidente de
Atresmedia, le preocupa, como competidor que es, la competencia. Y aquí, como consumidores
que somos, lo que nos preocupa es la soledad.
¿Se acuerdan de aquello de si
tenemos la televisión que se nos merecemos? Bien, pues una posibilidad es que
tengamos la televisión que se merecen los que no ven la tele. Estar llamado a
más altos destinos, como leer un libro –esperemos que sea bueno y variado– o
sentir que se lo pide Dios –justo el único que existe de entre todos los miles
cuya existencia esa persona niega– tiene como efecto inevitable que eso nos
deja a los demás arrojados a los pies de la telebasura. No se consigue buena
tele apagando la mala, sino poniendo la buena y haciéndola rentable. Si el papa
quiere buena tele debe empezar por verla y seguir por hacerla en las cadenas de
su propiedad. Que se lo pregunte al dios de los índices de audiencia a ver si
le sigue pidiendo que no vea la tele. De todos modos, parece que en 13TV sí hay
quién ve la tele porque ya ha prescindido de Irma Soriano, la ingrata que hizo oídos sordos a la llamada del
Espíritu Santo para irse a “Gran hermano VIP” en una cadena con más audiencia y
más ceros en el contrato. Ay, Francisco,
sois los exquisitos que no veis la tele los que nos dejáis a expensas de “GH
VIP”. Papa, paaapa, ¿por qué nos has abandonado?
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