Las cadenas de televisión
deberían dejarse de pamplinas y anunciar cuál va a ser la que no va decir en
Nochevieja “de la suerte”. No importa si rellenan los últimos minutos del año
con tonterías que en casa nadie sigue porque estamos gritando “¡Calla, que no se oyen las campanadas!”.
O si perpetúan estereotipos colocando en pantalla unos señores simpaticotes y con
ropa acompañados de unas mozas despampanantes que, con apenas un par de
pámpanos, van desvestidas para la ocasión y la neumonía. Incluso pueden crear
su propia tradición, como Antena 3, que siempre saca a Cristina Pedroche con el mismo vestido que doce meses después
lucirá Dabiz Muñoz en Twitter para
promocionar su carrera de hombre espectáculo. Porque lo fundamental, lo que
deben advertir las cadenas es si durante las preuvas, uvas y postuvas, van a
decir “de la suerte”.
Nada hay más rentable que señalar
que un producto es “de la suerte”. Ningún ingrediente hay que, sin gasto
alguno, logre que cualquier cosa quintuplique su precio. No hace falta invertir
en I+D+I, basta con añadir a lo que ya hay la etiqueta “de la suerte”. Que
inventen ellos materiales, productos y chismes nuevos; a nosotros nos vale con que
los viejos sean “de la suerte”. La recuperación económica, el crecimiento de la
demanda interna y el aumento de PIB nos esperan detrás del cartelín “de la
suerte”. Un pozo abierto en un lugar frecuentado es un peligro; pero se
transforma en un recurso económico si lo rebautizamos como pozo “de la suerte”.
A la mierda las costosas denominaciones de origen; preferimos el queso, vino o
jamón a precio de oro si son “de la suerte”. Nos quejamos del coñazo que es
comer cinco piezas de fruta al día, pero tragamos doce uvas si son “de la
suerte”. ¿Antioxidantes, fósforo, potasio, hierro y vitaminas? Solo si son “de
la suerte”.
Pero hay disidentes. Quienes
estamos hasta la úvula de la suerte queremos seguir comiendo las uvas sin que
nos deseen una feliz Navidad de la suerte y un próspero año nuevo de la suerte.
Por eso pedimos que una cadena nos garantice que retransmitirán las campanadas,
mas tendrá sentido; uvas serán, mas no uvas de la suerte.
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