Aristóteles llama “contiguo” a aquello cuyos extremos están juntos, y “continuo” a aquello cuyos extremos son uno solo. Dicho de otra manera, se llama contiguo a aquello cuyos extremos, tocándose el uno al otro, o bien están separados o bien pueden estarlo al menos por el pensamiento; y se llama continuo a aquello cuyos extremos no tienen ni principio ni fin, sino que se mezclan hasta el punto de parecer una y la misma cosa. Si echamos un vistazo a la programación de Telecinco, nos daremos cuenta de que sus programas son continuos porque los extremos de “Gran Hermano” y “Gran Hermano VIP” no tienen ni principio ni fin y, como sucede con “Sálvame” o “Sálvame Deluxe”, se mezclan hasta el punto de ser una y la misma cosa. Así, la programación de Telecinco es tan continua que es imposible separar, ni siquiera por el pensamiento, el horror de “Mujeres y hombres y viceversa” del espanto de David Muñoz y Cristina Pedroche en Nochevieja, la grima que produce Bertín Osborne de la inquietud vital que provoca el espectáculo montado alrededor de un niño en “Adrián, ¡qué grande!”, o las metamorfosis vacías de “Cámbiame” de la banalidad de “El programa de Ana Rosa”. Los programas de Telecinco se incluyen mutuamente, mientras que los programas de La 2, por ejemplo, sólo se tocan.
Los programas continuos de Telecinco sólo pueden moverse en conjunto, por eso cualquier estreno de la cadena de “Gran Hermano VIP” no nos parece un estreno porque, en realidad, es siempre lo mismo. Sin embargo, en cadenas como La 2 hay programas contiguos que, cuando uno reposa, el otro puede moverse o incluso, agitándose ambos, se mueven independientemente. La continuidad de Telecinco es tan radical que, en el absurdo supuesto de que sus jefazos decidieran programar la película “Casablanca” un viernes después de “Sálvame Deluxe”, veríamos a Rick como a un candidato a pasar por un “Cambio radical” que le quitara la tontería del esmoquin blanco y a Ilsa como una futura concursante de “Gran Hermano” con ganas de tirarse al chico malo de la casa de Guadalix de la Sierra. Del mismo modo, la contigüidad de La 2 es tal que incluso Richard Gere y Julia Roberts en “Pretty Woman” podrían parecer los protagonistas de un documental de “La noche temática” o de una oferta de empleo de “Aquí hay trabajo”. No somos malos, es que Aristóteles nos dibujó así.
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