Uno de los mayores peligros de
que una televisión pública como TVE tenga, sostenga y mantenga en su
programación una porquería inmunda como “Corazón” está en que se produzca una
porquería inmunda de noticia que lo justifique. Como la muerte de Carmen
Franco.
Hombre, en realidad, un buen
equipo de periodistas, con un poco de sentido de su oficio, de la historia y de
la responsabilidad, trabajando en un buen programa de televisión preocupado por
ofrecer lo mejor a sus telespectadores, y al servicio de una cadena de
Televisión seria y en condiciones, si es pública mejor que mejor, podría haber
hecho algo bueno e incluso memorable con esta noticia. Pero ese no es el caso
de los trabajadores de “Corazón” (no sé si son periodistas, lo dudo), del
programa “Corazón”, ni de TVE. Así que, en su emisión de anteayer, “Corazón”
recogió esta porquería inmunda de noticia como una más de las porquerías
inmundas de noticias que constituyen su porquería inmunda de programa, y que
dan sentido —paradójico, humillante, desconcertante— al hecho de que TVE tenga,
sostenga y mantenga en su programación un espacio así.
“Fallece Carmen Franco, la madre de Carmen Martínez Bordiú” dijeron
como apertura y más importante porquería inmunda de noticia del día. El corazón
de quienes ven “Corazón” da un vuelco al darse cuenta de que es verdad: qué
mejor presentación para quien ha vivido como una reina toda su vida sin dar un
palo al agua pero ha regalado a los españoles una hija que concursó (contrato
oculto mediante) en otra porquería inmunda de programa de TVE como fue “¡Mira
quién baila!”.
Afortunadamente para esta
dinastía de artistas y sus seguidores, que los tiene y tienen derecho a ver
cómo sus estrellas siguen disfrutando de sus privilegios, la existencia de una
porquería inmunda como “Corazón”, ha llenado de luz y de color la porquería
inmunda de noticia, evitando algo tan pasado de moda como que fuera un
funcionario gris quien saliera por la tele diciendo compungido: “Españoles,
Carmen Franco… ha muerto”. Cuánto mejor.