Ten cuidado de a quién llamas cuñado. Porque si él es tu cuñado, tú eres el cuñado de él. No ocurría lo mismo antes, cuando la pariente maldita era la suegra. Con los parentescos asimétricos uno puede acusar sin quedar atrapado en la acusación, pero los parentescos simétricos te enredan con los mismos atributos de aquél al que calificas. Time ha nombrado a Trump Persona del Año 2016, y “625 ranas” ha decidido nombrar “cuñado” Palabra del Año 2016. Un extraño virus se ha esparcido por el planeta y todo el mundo ha empezado a llamar cuñado a todo el mundo. De mal rollo, no como hacía el Risitas en el programa de Jesús Quintero, dándole al término un uso más digno que el actual. Podemos llama cuñados a Ciudadanos sin darse cuenta de que si Ciudadanos son los cuñados de Podemos, Podemos son los cuñados de Ciudadanos. Bertín Osborne, Jorge Cremades, los que azuzaron el ridículo boicot contra Fernando Trueba, han dejado de ser rancios y mentecatos para pasar a ser únicamente cuñados. Rufián llama cuñado a Pérez-Reverte sin aclarar si el escritor es la pareja de su hermano o el hermano de su pareja. Y ayer, cenando con un cuñado mío, se me ocurrió defender “El hormiguero” y mi cuñado se echó las manos a la cabeza acusando a Pablo Motos de cuñado mientras me mostraba centenares, miles, centenares de miles de tuits cuyos autores coincidían en considerar al pelirrojo como su cuñado.
Lo dijo el grandísimo Javier Cuervo: el hombre es un cuñado para el hombre. El cuñado ha dejado de ser un pariente para convertirse en una forma de ser cuya principal característica es que nadie se la atribuye a sí mismo, por más que tal autoatribución es inherente a su definición. Jamás una descalificación supuso una arrogancia tan grande por parte del que descalifica. Si nunca me pareció que el calificativo “familiar” suponía una virtud para “El hormiguero”, tampoco ahora me parece que el calificativo “cuñado” suponga un defecto. Y si alguno de mis lectores piensa que esta columna me convierte en un cuñado, por favor, póngase en contacto conmigo por la vía que estime oportuna. Me gusta conocer a mis cuñados.
Yo sólo tengo dos cuñados y ambos expresan opiniones razonadas basadas en su conocimiento y su experiencia.
ResponderEliminarDesde el punto de vista psicológico existe un fenómeno llamado "efecto del falso consenso" que básicamente consiste en crear que todo el mundo tiene tu propia opinión. Este efecto aumenta ya que al final nuestros amigos más directos son los que en principio tienen nuestro estilo de vida, gustos ,ideología... y digo "en principio" porque esto crea una especie una ley de creencias que se supone que cumple todo el grupo y se te sales eres un hereje. Por ello surgen "sorpresas", me explicaba un amigo gallego que en su ciudad hay una fuerte corriente nacionalista pero siempre gana el PP, pero nadie "lo ha votado" vamos, que si preguntas a cualquiera si él voto al PP, te dirá que no. Lo mismo ocurre con la televisión, nadie ve "Sálvame" "Gran Hermano"..., ya que son programas para analfabetos, pero todo el mundo en mi trabajo está al tanto del último amorío de Paquirrín o de Belén Esteban.
ResponderEliminarPor otro lado estamos en un país de Blanco o Negro que no admite una escala de grises. Por ejemplo el otro día comentaba con mis amigos que al lado de mi casa hay un comedor social, al que acuden muchos gitanos y gran parte de ellos tiran la verdura y fruta que les dan a la basura. Uno de mis amigos me señalo "no pensaba que tú fueses uno de esos racistas". Curiosamente había descrito algo desde el punto de vista objetivo, no me dio tiempo a decir que me parecía mal.
Por ello me gusta leer periódicos que son contrarios a mis principios o personas que no piensan como yo. Creo que ocasiones simplificamos demasiado todo.
Don Antonio,
ResponderEliminares usted un padre crítico-televisivo para nosostros.