“Investigar en España es llorar”, decía Santiago Ramón y Cajal. Pobre de él que vivió en la España que
vivió, y pobre de él si viviera en la España actual. Si al llegar a casa hoy tras
haber investigado y llorado en su laboratorio, pusiera La 2 y quisiera saber
qué documentales tiene programados, a qué hora los emite y qué otras veces
podrá volver a verlos aprovechando que suele repetirlos a diferentes horas en
días diferentes, el bueno de Santiago tendría que volver a su rutina habitual:
investigar y llorar.
Por tres veces, estos días atrás
me encontré haciendo zapping con que
La 2 estaba emitiendo el documental “Los secretos del Coliseo”. Chulísimo todo:
el documental, el Coliseo y esos secretos que van dejando de serlo. Vi tres
trozos y ninguna vez pude ver el programa completo. Seguir La 2 y averiguar qué
documental se esconde tras esa indicación de su programación que solo dice
“Documental” es una constante labor de investigación primero y berrinche después.
¿Cómo saber qué esconden los programas-contenedores de documentales de La 2?
¿Qué y cuándo emite y qué y cuándo reemite “Documenta2”, “Documaster”,
“Documentos TV”, “Crónicas”, “Teleobjetivo”, “En portada”, “Imprescindibles”, “La
noche temática” o “Grandes documentales”? ¿Cuándo aparecen, se esconden y vuelven
a reaparecer “Pueblos de Europa”, “Diario de un nómada”, “Pacífico”, “Las islas
griegas”, “La mejor dieta del mundo” o “Héroes invisibles”? Investigarlo es
llorar.
TVE se bate en retirada, pero
rtve.es es el mejor portal de televisión que hay en España. Hasta ahora rtve.es
estuvo al servicio de los canales de TVE, pero tal vez ya ha llegado el momento
en el que sea TVE quien esté al servicio de rtve.es. O, al menos, en igualdad
de condiciones. TVE debería dejar de promocionarse a sí misma y, en su lugar,
emitir solo promos de rtve.es. Por ejemplo, de la excelente sección “Somos
documentales”. Y rtve.es debería ser más eficaz explicando de forma clara,
rápida y completa la programación de TVE. Por ejemplo, de los documentales de
La 2. Conste que no lo digo por mí, lo digo por Ramón y Cajal; para que no se
nos disguste.
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