En la retransmisión anual de la
entrega de los Premios Princesa (antes Príncipe) de Asturias, TVE y la Televisión
del Principado de Asturias muestran las calles de Oviedo llenas de gente viendo
pasar la comitiva camino del Teatro Campoamor donde se desarrolla la ceremonia.
Un año de estos, no recuerdo cuándo, una señora explicaba alegremente a la cámara
que ella no era muy de la Familia Real, pero el día de los premios siempre iba con
las amigas a ver pasar los modelitos. Que la monarquía quede en esto, vale,
pero da un poco de vértigo pensar que un año pasó ante estas amigas Leonard Cohen (o David Attenborough,
Jane Goodall, Joan Massagué, Francis Ford Coppola, Peter Higgs y Mary Beard) y ellas
solo se fijaron en que llevaba un sombrero de complemento.
Quienes no estábamos en las
calles de Oviedo (y de estarlo, más que ver modelitos preferiríamos ponernos tras
la pancarta de “Fartones” que cada año recibe “cariñosamente” a los reyes)
pudimos ver emocionados a Cohen en directo por la tele desgranar en el
Campoamor unas intensas y luminosas palabras de agradecimiento que como sus
canciones, su voz, su mirada, nos dejaron con el alma aterida y el corazón
ardiendo. Antes de marchar de Asturias, Cohen donó el premio a la Universidad
de Oviedo para crear la Cátedra Leonard Cohen como punto de encuentro entre la poesía
y la música. Gracias a él, entre otras maravillas, pudimos ver en el Paraninfo
de la Universidad al gran Julián Hernández
cantar y explicar en directo cómo y cuándo fue el gran estallido de “Miña terra
galega”.
Como este es un artículo de crítica
televisiva ahora debería contar la enorme cantidad de series que usaron
canciones de Cohen para subrayar los momentos más intensos. En lugar de eso, quito
Spotify y pongo en vinilo “So long, Marianne” para contarles que la muerte es
terrible aun estando preparado para morir, pero al menos sabemos que es nuestra
garantía de que Bob Dylan no puede
faltar a recoger su premio Nobel para poder dedicárselo a Cohen. Bob Dylan también
lo sabe, pero Bob es muy discreto y no dice nada. Será mejor así.
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