Tantos años en esto y ahora no
soy capaz de dejar de mirar a Ana
Obregón en Dkiss. Es hipnótico. No pongas esa cara que a ti te pasa lo
mismo. Reconócelo, tampoco tú eres capaz de dejar de mirarla. Es algo que nos
pasa a millones y millones de españoles. En realidad, a prácticamente todos.
Porque solo los poquísimos despistados que vieron alguna vez “Algo pasa con
Ana” los domingos por la noche en Dkiss pueden dejar de verla. Y, de hecho,
están haciéndolo. Cada vez la ve menos gente de la poca gente que la vio alguna
vez. Los demás, los que ya probamos a no mirar para ella, a no prestarle
ninguna atención, a pasar de ella y su egomaniaco y egotista egocentrismo no
somos capaces de no dejar de hacerlo. Lo dicho: no verla es hipnótico. Así que
la pobre Anita no levanta cabeza desde que a mediados de octubre se estrenó su
programa y no lo ve nadie.
Que tu programa tenga una
audiencia media inferior a la de la cadena que lo emite es un dato preocupante.
Pero si tu cadena es Dkiss, empezó a emitir hace apenas medio año, prácticamente
nadie la conoce, y su audiencia se escribe con dos dígitos (pero porque no llega
al uno por ciento y se queda en cero coma), entonces, es como para replantearte
tu carrera televisiva.
Ay, Ana, las cosas no van bien
cuando haces una copia cutre de “Las Campos” que ya es una copia cutre de “Las
Kardashians” que ya es un programa cutre de por sí. No van bien cuando nadie te
sigue ni siquiera para reírse de ti friéndote a tuits con sus amigos porque no
hay grupos de amigos tan desesperados. No van bien cuando se miden tus índices
de audiencia con unos decimales mucho más pequeños que el margen de error de
los sistemas de medición de los índices de audiencia. Solo hay una salida para un
fracaso así: que David Trueba se
apiade de ella, vuelva a hacer magia con la derrota, y le regale “¿Qué fue de Ana
Obregón?”, una versión maravillosa de “¿Qué fue de Jorge Sanz?”, una serie que
ya fue maravillosa de por sí. Solo haría falta que alguien le explicara el
proyecto a Anita la Fantástica de manera que ella pudiera entenderlo.
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