Propongo invertir el tratamiento que reciben los monologuistas y los guionistas en “El club de la comedia”. Los monologuistas son los que interpretan el monólogo. Son, por ejemplo, Dani Mateo, Dani Rovira, Paula Prendes. Los guionistas son los que escriben esos monólogos. No voy a citar ninguno de sus nombres. ¿Por qué he podido poner ejemplos de monologuistas y no he podido poner ejemplos de guionistas? Pues porque el nombre de los monologuistas lo proclama Ana Morgade a los cinco vientos, aparece individualmente en letras grandotas y se mantiene en pantalla varios segundos mientras vemos imágenes del artista. El nombre de los guionistas, au contraire, no es anunciado por la presentadora, y únicamente aparece colectivamente en los créditos finales durante ocho décimas de segundo. Exactamente la mitad de tiempo que los mismos créditos dedican a reconocer el agradecimiento del programa a la franquicia que prestó los zapatos.
Los científicos que estudian los títulos de créditos -¿creditiólogos, creditiatras?, lo dejo a la elección del lector- han demostrado que hacen falta al menos cuatro segundos para leer una pantalla en la que aparecen siete nombres propios. No les cuento nada si los nombres son ajenos. Lo he intentado estas últimas dos semanas y sólo me ha dado tiempo a enterarme de que hay uno que se llama Gabriel. Sin negar en absoluto la contribución de los actores -para bien y/o para mal- al resultado final, no cabe duda de que el currazo y el mérito del resultado -bueno y/o malo- que tiene un programa como “El club de la comedia” depende diez veces más de los guionistas que de los monologuistas.
Y es por ello que propongo semejante cambio. Que Morgade vaya y diga “…y todo esto lo sabe bien el autor del próximo monólogo, que es ¡Gabriel Noséqué!”. Y la gente aplauda. Y se vea a Gabriel escribiendo el texto. Y levante la mirada y haga un gesto divertido. Y su nombre aparezca durante mucho rato. Y luego al final, en los títulos de crédito que nadie lee, se ponga el nombre de los actores que han salido ese día. Todos juntos. Seis, ocho décimas de segundo. Para que a la audiencia sólo le dé tiempo a enterarse de que había uno que se llamaba Dani.
Ese "au contraire" está mal formulado, lo correcto sería "par contre" o "en revanche".
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