Rafael Catalá, ministro de Justicia, intenta atrapar a Ferreras con la estrategia que usó Miguel Gila para detener a Jack el Destripador. Como es sabido, Gila capturó al famoso criminal a base de indirectas. Se alojó en el mismo hotel y cada vez que se cruzaba con Jack decía mirando para otro lado: “aquí ha habido un asesinato; alguien ha matado a alguien; no me gusta señalar”. Tras la muerte de Rita Barberá Catalá se puso ante las cámaras del medio en el que trabaja Ferreras y sin referirse a nadie en concreto dijo “cada uno tendrá sobre su conciencia lo que ha hecho y ha dicho, y las barbaridades que se le han atribuido sin ninguna prueba y justificación". Jack no soportó el acoso de Gila y finalmente se derrumbó: “sí, basta, lo confieso, he sido yo”. Catalá -y Jesús Posada y Celia Villalobos y Rafael Hernando y…- lleva dos días viendo “Al rojo vivo” hecho un puro nervio, esperando que la estrategia de las indirectas funcione, Ferreras se venga abajo y reconozca el crimen que le intenta atribuir. Pero el presentador de laSexta no lo hace.
Entre otras cosas, porque Ferreras no mató a Rita Barberá. Ni Nacho Escolar. Ni Cristina Pardo. Recordando a Aristóteles, el tratamiento mediático de los delitos que los tribunales imputaron a la exalcaldesa no fue causa formal ni final ni material ni eficiente de su fallecimiento. La exposición mediática va tan dentro del trabajo de un político como el callo en el dedo corazón en el trabajo de un escribano. Y es sólo una preocupación diluida entre mil para dar lugar al estrés, que a su vez se diluye entre mil factores de riesgo -edad, tabaco, alcohol, predisposición genética, sobrepeso, sedentarismo, hipertensión, colesterol…-. Al final, Ferreras ha estado menos presente en el infarto de Barberá que el principio activo en un medicamento (pfff, “medicamento”) homeopático. Esperemos que la lectura que Catalá hace de Gila no se extienda por el consejo de ministros, -o sí, entre Cospedal y Gila vestido de soldado diciendo “¿es el enemigo?, que se ponga” no sé a quién prefiero como ministro de Defensa-.
(P.D.: Madre mía, como fallezca algún miembro de Podemos por infarto de miocardio supongo que lo primero que hará la policía tras reconocer el cadáver, será ir a detener a Eduardo Inda…)
No, y encima, que sean los vomitivos Rafael Hernando, Pablo Casado, Cospedal, Andrea Levy, Maroto y compañía los que clamen por justicia y pretendan achacar a otros su (de ellos, no de los demás) campaña de acoso y derribo, de descalificación, de abandono, de "ahí te pudras, apestada", que orquestaron en las últimas semanas contra una de las suyas, ya es de traca: HIPÓCRITAS DE MIERDA, no respetaríais ni a vuestra madre por media docena de votos.
ResponderEliminarUn saludo, Antonio, sigue así.