Olvídense de las naciones. Las naciones eran una cosa antigua que existía antes de que Mercadona abriera sus veinte millones de tiendas. Uno era español, o belga, o yugoslavo. Pregunten a sus abuelos. Ahora uno es de Apple, o de Samsung, o de Sony. Nadie sabe cuándo fue, pero tuvo que haber un día concreto, un martes o un sábado, en el que las grandes empresas dejaron de vender dentífricos y tabaco y empezaron a vender identidad grupal. El pasado domingo una alta directiva de Mercadona salió en “Salvados” y recitó memorísticamente varias veces que ellos no eran más que una tienda de lechugas. Pero mentía. El black friday ya es vivido por buena parte de nuestros conciudadanos con más implicación emocional que muchas fiestas nacionales. El programa de Évole no trató sobre consumo sino sobre política, sobre un nuevo Estado transversal; no trató sobre Mercadona sino sobre Mercadonia.
Olvídense de las religiones. Las religiones eran una cosa antigua que existía antes de que llegase la HBO a España. Desde ayer contamos en nuestro país con una nueva plataforma de series en la que creer. Ya teníamos Netflix y Movistar+. Ahora llega a convencernos de su credo la autora de “Juego de Tronos”, “Los Soprano” o “Westworld”. Nadie sabe cuándo fue, pero tuvo que haber un día concreto, un martes o un sábado, en el que las series de televisión dejaron de ser un entretenimiento menor protagonizado por actores retirados del cine y se convirtieron en las principales creadoras de referentes colectivos. En su función de proveer de relatos mitológicos a la población, no se diferencian las series de televisión de las narraciones homéricas o las vidrieras de las catedrales barrocas; solamente lo hacen de formas miles de veces más potentes. Por 8,90 euros al mes y el primer mes gratis no ha llegado la HBO, ha llegado el hboísmo.
Ha llegado el hboísmo a Mercadonia. Ya tenemos en qué creer y dónde creerlo. Lechugas y khaleesis regulando los tiempos y las narraciones que prescriben cómo vivir en sociedad.
¿Dijo lechugas? ¿Seguro?
ResponderEliminarFijo
ResponderEliminarGrande, Antonio!
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