El estudio de los récords deportivos del último siglo permite estimar con precisión cuáles son los límites infranqueables del rendimiento físico en la especie humana. Las velocidades a las que se corren las pruebas atléticas, por ejemplo, van aumentando en porcentajes cada vez más pequeños, describiendo una curva asintótica cuyo valor final podemos adelantar. Así, el Instituto del Deporte francés ha estimado que el récord máximo en los cien metros lisos se alcanzará en 2060 y estará establecido en 9,48, una décima de segundo menos que la marca actual de Usain Bolt. A partir de ahí será imposible cambiar el segundo decimal de la marca y el atletismo entrará en una grave crisis, ya que los corredores de los siglos venideros sólo podrán dedicar toda su vida a arañar milésimas a esa cifra. Es un límite del rendimiento físico humano, tan inamovible como la velocidad de la luz o el cero kelvin de temperatura.
¿Y el rendimiento psíquico? Más concretamente, ¿y el rendimiento televisivo? La FOX programará el mes que viene los 600 capítulos de “Los Simpsons” seguidos, a lo largo de unos doce días y pico ininterrumpidos. ¿Cuántos episodios sin pausa puede contemplar un ser humano antes de que se le reviente la cabeza, o sufra una crisis psicótico-convulsiva, o atraviese el cristal de una ventana cerrada sin importarle el piso en el que se encuentra? En anteriores maratones, algunos Usain Bolt del universo springfieldiano demostraron poder ver incluso 550 capítulos sin que sus constantes vitales fueran incompatibles con la vida. Pero en algún momento tendrá que llegar el límite. ¿600, 1000, 2000? En 2060 un atleta que aún no ha nacido establecerá un récord mundial eterno al correr cien metros en 9,48 segundos. Ese año la FOX estará emitiendo el capítulo 2800 de “Los Simpsons” y aprovechará para hacer un nuevo maratón, que esta vez durará dos meses, y que quizá también marque los límites de la resistencia humana a Homer y su familia nuclear. Usain Bolt y los frikis californianos que se van a meter los 600 capítulos seguidos el mes que viene despertarán entonces una ternura y una condescendencia infinitas.
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