Es extraño lo que dice Mr.
Google. Si buscas entre la información que la humanidad produjo la última
semana, Mr. Google dice: “La búsqueda de ‘Pichu’
Kuleshov no obtuvo ningún resultado” y también “La búsqueda de Cuéllar Kuleshov
no obtuvo ningún resultado”. ¿Ningún resultado?
Llevamos unos días en los que los
informativos deportivos y no deportivos le dan vueltas a la rueda de prensa en
la que el portero del Sporting de Gijón “Pichu” Cuéllar se enfada con un
periodista en una rueda de prensa. El periodista había divulgado unas imágenes
del futbolista mirando fijamente a la afición del equipo al que iba a
enfrentarse. El mensaje era que el jugador desafiaba a la afición del
Deportivo. Y era correcto. Ante las imágenes del futbolista bajando del autobús
y deteniéndose unos segundos para mirar fijamente a la afición agolpada tras
unas vallas, cualquiera podía ver con sus propios ojos cómo el futbolista
lanzaba una mirada desafiante.
El enfado de “Pichu” no es por
las imágenes ni por el mensaje, que están bien claros, sino por el montaje. El
enfado es por el efecto Kuleshov. Wikipedia dice que el efecto Kuleshov es un
fenómeno del montaje cinematográfico demostrado por el cineasta ruso Lev Kuleshov, pero va más allá e
incluye cualquier montaje de imágenes (televisivo, periodístico…) y puede
aplicarse también a la narración literaria. Este efecto explica que la interpretación
de una imagen (de cualquier información) depende de su contexto. O sea, que si
se muestra la misma escena anterior, pero se añade al médico que corre a
asistir a un aficionado del ‘Dépor’ que
sufre un ataque epiléptico tras las vallas, la mirada de “Pichu” cambia y es la
de una persona preocupada por un enfermo que por un momento duda si puede ir a
ayudar en algo. El enfado de “Pichu” es porque si un periodista no sabe esto,
mal vamos.
Ya vimos las imágenes del enfado
de “Pichu” en la rueda de prensa. ¿Se pasó? Para saberlo deberíamos ver un montaje
completo de la escena completa en el que veamos si, durante la bronca, el
periodista estaba avergonzado por su error o pasaba de “Pichu” porque un título
universitario certifica que sabe más de periodismo que un portero.
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