El merecidísimo premio Nobel concedido a Bob Dylan tiene entre sus muchos efectos beneficiosos el reconocimiento de que la palabra se trabaja ética y estéticamente en ámbitos diferentes de los clásicamente considerados como “literatura”. Es cierto que la mayor parte de estas áreas periféricas solamente se han consolidado en los últimos cien años apoyadas en la explosión de los medios de comunicación durante el siglo XX -no así el teatro, arte oral y escénico por excelencia, palabras mezcladas con luces, decorados, expresión corporal, música, a pesar de lo cual nadie le niega su condición literaria a fuer de arte mestizo y multidisciplinar-. Creo que ya empiezan a intuir por dónde voy. El merecidísimo premio Nobel concedido a Bob Dylan tiene entre sus muchos efectos beneficiosos abrir la puerta a que algún año el galardón se conceda a autores que hayan elaborado su arte con palabras desde… chan, chan… ¡la televisión!
Con plenitud de derechos. Sin el menor complejo. Ésta es mi terna de nóbeles televisivos que ofrezco a la Academia Sueca para futuras ediciones. (1) Aaron Sorkin: guionista de series entre las que se destacarían “El ala oeste de la Casa Blanca” y “The newsroom”; dadle veinte años más y veremos si no termina construyendo un currículo comparable al de Harold Pinter. (2) John Cleese -o, si se quiere, por extensión, Monty Python-: cuando ya nadie se acuerde de Dario Fo, a todo el mundo se le seguirá reventando la cabeza con “Monty Python’s Flying Circus”; ¿es literatura? Sí, si lo es “Esperando a Godot” del premio Nobel Samuel Beckett. (3) Mi favorito: Louis C.K.: el único problema de darle el Nobel al autor de “Louie” y “Horace & Pete” es que la Academia no podría emitir el habitual comunicado explicando los motivos de la concesión, ya que no hay forma de describir esa afiladísima aunque borrosa puntería con la que escribe el único discípulo de Woody Allen que superará al maestro. Uno de estos tres escritores debería recibir el Nobel durante los próximos años. No sabemos cuál será. Sólo sabemos que -conociéndoles- con seguridad nombrará a Dylan en su discurso de agradecimiento. Y con razón.
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