En esta nueva temporada, “Espejo
público” (mañanas de Antena 3) es más espejo que nunca. El magacín está ahora más
pulido y refleja mejor en qué mundo vivimos, qué pensamos, cómo somos. No solo
ha conseguido la primera entrevista que, para celebrar su recién estrenada
mayoría de edad, ha concedido Froilán
Marichalar, sino que también ha ofrecido el debut como analista de la
actualidad de Cayetano Martínez.
En “Espejo público” pudimos
conocer estos días los profundos pensamientos de ese mozalbete que sería
primero en la línea de sucesión al trono si no fuera porque en España consideramos
que su madre no cumple ese requisito jurídico y político inexcusable que la
capacitaría para ser hoy jefa de Estado de un país moderno y democrático: hacer
pis de pie y no sentada. Además, ya oímos los primeros análisis sobre la
actualidad de un caballero que aunque anda en caballo afirma ser “un ciudadano de a pie” y avisa de que
no será diplomático sino “normal”.
Así, mirándonos en este espejo
nos vemos reflejados en la entrevista a Su Excelencia Don Felipe Juan Froilán
de Todos los Santos Marichalar Borbón, Grande de España y Caballero Divisero
Hijodalgo del Ilustre Solar de Tejada; hijo primogénito de la infanta Elena Borbón, duquesa de Lugo, y de Jaime Marichalar, Caballero Divisero
Hijodalgo del Ilustre Solar de Tejada; nieto de los reyes eméritos de España, Juan Carlos I y Sofía de Grecia; del VIII conde de Ripalda y de la Dama Divisera
Hijadalgo del Ilustre Solar de Tejada; sobrino del rey de España Felipe VI y cuarto en la línea de
sucesión al trono español. También nos vemos reflejados en los análisis “normales”
y “de a pie” de Cayetano Luis Martínez de Irujo y Fitz-James Stuart, Grande de
España, Duque de Arjona, Conde de Salvatierra; hijo de Cayetana de Alba, que resumiendo fue multiduquesa, polimarquesa, hipercondesa,
ultravizcondesa, megasupercondesa-duquesa y extracondestablesa, y de Luis Martínez de Irujo y Artázcoz, que
también tuvo lo suyo pero no tanto.
Quien ahora desentona en tan
bruñido espejo es la advenediza Susanna
Griso, con sus plebeyos estudios, sus villanos méritos y su ordinaria
carrera laboral.
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