Queremos que La 2 siga emitiendo
la preciosa serie documental “Red Natura 2000. La vida en los espacios
protegidos de España”. Queremos que el último capítulo emitido a principios de
este mes no haya cerrado la puerta al marchar, sino que la haya dejado
entreabierta (entornada, decían mis abuelos. Ya no oigo que nadie lo diga, Pilar García Mouton debería averiguar
si se trata de una de las “Palabras moribundas” que investiga en “No es un día
cualquiera” de RNE-1). Queremos no haber visto el fin de una serie estupenda,
sino el comienzo de una hermosa amistad. Pero bueno, ¿cómo podemos tener la
desfachatez de pedir la continuación de un programa que aquí no seguimos porque
no dijimos de él ni una palabra durante todo el tiempo que estuvo emitiéndose?
Hay miles de carreteras en España
que nunca recorrimos ni recorreremos, pero queremos que estén en buen estado. Hay
miles de calles, plazas y pueblos en España que nunca visitamos ni visitaremos,
pero queremos que estén bien cuidados. Hay miles de centros públicos de salud
en España en los que nunca nos curamos ni nos curaremos, pero queremos que
estén bien dotados. Hay miles de escuelas, institutos y universidades públicas
en España en los que nunca estudiamos ni estudiaremos, pero queremos que estén
bien atendidos. Hay miles de horas de televisión pública que nunca vimos ni
veremos pero queremos que sean televisión pública de calidad, de la que los
ciudadanos nos merecemos, de la que podamos estar orgullosos. Y que si un
día por azar nos desviamos y pasamos por
allí, nos detengamos con gusto.
Entre las muchas personas
admirables que nos mostró “Red Natura 2000” en los muchos lugares preciosos que
recorrió, están Rubén, Perla y su hija Abril, que producen miel en Vendejo, Liébana. Un día, me desviaré
desde Panes, desharé los nudos que trenza el río Deva entre Asturias y
Cantabria, y atravesando el desfiladero de la Hermida llegaré a Ojedo,
subiré hasta Vendejo y probaré con gusto esa miel de verdad de la que Rubén, Perla
y Abril están orgullosos.
Te estamos esperando. Un saludo
ResponderEliminarSon lugar a dudas te doy toda la razón, yo en mi tiempo libre me dedico hacer senderismo y te das cuenta que entre medio de valles o montañas hay casas y pequeños pueblos que pasan desapercibidos, lugares donde hay pocas personas, pero son esas mismas personas las que te salen al encuentro, las que te dan una conversación sin pedir más a cambio que algo de tu tiempo. Percibes en el ambiente otra época donde contaban más las personas que las cosas. Parece mentira pero esas personas extrañas te hacen sentir mejor que otras que te rodean todo el año. Gracias a esas personas como Rubén, Perla o Abril o como tantas otras y gracias a programas como este, los que no tienen oportunidad de recorrer esos caminos por lo menos pueden disfrutar viéndolos.
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