Es superadorable. Googleas
“Trabajo temporal” y en vez de una cutre lista de penosas opciones laborales,
de un mercado triste que se aprovecha de la desesperación de las personas, de
una dura bajada a los infiernos para quien crea que todo el monte es orégano,
sale un programa de TVE pizpireto y chachipiruli en el que unos famosos muertos
de risa juegan a hacer el paripé de que trabajan un par de días aquí y allá
mientras difunden la patraña de que agarrarse a cualquier curro que te salga
-sea lo que sea, dan igual las condiciones- es superdivertido y encima conoces
gente. Otra cosa es que te lleve el estómago ver semejante bazofia.
Hace unas semanas lamentábamos el
canto que hace “Trabajo temporal” (noche de los miércoles en La 1) a la
precariedad laboral. La mezquina participación de Ana Obregón como limpiadora pija parecía difícil de superar (llegó
a decir que las limpiadoras no necesitan ir al gimnasio y que el teatro es más
duro), pero se lo están currando. Ver a Carlos
Baute jugando a ser Guardia Civil y a Berta
Collado ponerse intensa como soldado de la Legión fue vomitivo. Es
escandaloso ver el sentido que tiene TVE de lo que es la tele pública, y humillante
el uso que hace de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, con sus
recursos materiales y humanos degradados a convertirse en un costosísimo escenario
al servicio del lucimiento de unos señores de promoción en un programa tramposo
para quien lo ve y degradante para quien realmente desempeña un trabajo en el
que se exige una preparación adecuada, responsabilidad y esfuerzo.
La serie “El bosque protector”
(mañana de los domingos en La 2) supone un soplo de aire fresco ante tanta
intoxicación. El capítulo dedicado a los resineros que en duras jornadas aún
extraen la sangre de los pinos en Castilla era de verdad, sin poses ni
mentiras, con las manos entregadas al esfuerzo, con sudor auténtico. Hablan de
resinación y no es juego de palabras. El trabajo es lo que somos y somos mucho
más de lo que quieren hacernos creer en “Trabajo temporal”.
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