Vuelco en el mundo laboral. Todo
arreglado. La realidad seguirá igual: precariedad, trabajo temporal, despido
barato, accidentes laborales, inseguridad en el empleo, salarios menguantes en
horarios crecientes. Pero ahora sabemos que eso son pijadas. Lo importante es divertirse.
Sea lo que sea, haya que hacer lo que haya que hacer, paguen lo que paguen y ofrezcan
las condiciones que ofrezcan, esos detalles no tienen importancia. De lo que se
trata es de ir al trabajo a pasárselo pipa, a conocer gente, a estar de
charleta con los compañeros, a vivir nuevas experiencias. Y por el sueldo ni se
pregunta, no seamos cutres hablando de dinero. La riqueza está en vivir experiencias
inolvidables que podamos contar en las fiestas. Como hacen los famosos de la
tele en “Trabajo temporal” (noche de los miércoles en La 1” ).
Es que ver a Fernando Romay de peluquero es para troncharse. Y es superfuerte
ver a Mario Vaquerizo confundiendo
ser bombero con un simple cambio de look a sabiendas de que no deberá enfrentarse
a ningún riesgo real sino pasar unas horas en un parque de bomberos como si
fuera un parque temático. Y vaya cómo mola ver a Carlos Sobera bromeando con los accidentes laborales que conlleva
la precariedad laboral cuando se le cae una mercancía que los currantes de
verdad deben pagar con un día de sueldo. Tanto como verle muerto de risa cuando
le despiden por incompetente porque sabe que no necesita ese trabajo para
vivir. Ana Obregón demostró lo
chachi que es ser limpiadora si hablas por los codos aunque exijan trabajar en
silencio, si te sientas aunque esté prohibido, si no limpias los baños aunque
te manden y si te pones insolente cuando te paran los pies. Todo ello con la arrogancia
de quien confunde la naturalidad con la chulería porque no se juega nada; y con
la osadía de quien piensa que puede hacer lo que le de la gana si usa
diminutivos (“No sé estar calladita”,
“Es que el baño me da un poquito de
asquito”).
Como diría la bruja Avería: ¡viva “Trabajo temporal”, viva
la precariedad laboral, viva el capital!
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