Vuelve “Hermano mayor” (noche de
los viernes en Cuatro). El hermano mayor de “Hermano mayor” ya no es Pedro García Aguado sino Jerónimo García, pero el programa escarba
en la misma dirección. Sigue hundiéndose en el pozo negro del que obtienen sus
casos para una audiencia cada vez más exigente. Se trata de jóvenes en edad
penal, o sea, adultos, que son protagonistas absolutos en un programa en
horario de máxima audiencia en vez de estar en la cárcel gracias a que sus
padres han preferido acudir a la tele en vez de a la policía a contar el
infierno que viven. El premio de la redención final de cada episodio justifica
el espacio, pero cada entrega sigue pagando el mismo duro peaje: premiar las
conductas más violentas y antisociales haciendo famosos y protagonistas a jóvenes
narcisistas.
El viernes conocimos a Adrián. Siendo niño, más o menos cuando
nos echamos las manos a la cabeza porque Telecinco pretendía pagar unos 350.000
euros al delincuente Julián Muñoz
por una entrevista, sus padres quedaron en paro, fueron desahuciados y su mundo
se vino abajo. Años después, se convirtió en un tirano violento que solo
pensaba en hacerse proxeneta, asesino a sueldo y narcotraficante para ser un
delincuente millonario y “vivir en Puerto
Banús con putas y un yate”. Tan claro lo tenía que para demostrarlo rompía
sillas, descargaba extintores, pedía a sus padres cosas caras, decía que sería
sicario o escolta y cultivaba una pequeña planta de marihuana en un armario
consumiendo más energía eléctrica de lo que valía el hierbajo. Sabía tan poco
de la vida y del mundo que se guiaba por lo que veía en las series. Ni se le
ocurrió aspirar a ser un poderoso político corrupto como los de los telediarios
y vivir como un señor respetable que usa el “volquete de putas” como unidad de
medida.
Ese mismo viernes, lo que queda
de Julián Muñoz concedió una entrevista en la tele. Ni en horario de máxima
audiencia, ni en Telecinco, ni rompiendo audímetros. Era la una de la madrugada
en 13TV ante cuatro gatos. Ya solo intenta dar pena. No le pagarían gran cosa.
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