TVE-1 demostró la pasada semana un
malvado sentido del humor al programar “Pompeya”, una película que narra, ejem,
la destrucción de esa ciudad en el año 79 tras la erupción del Vesubio, justo
el día en que Michael Robinson mostraba su desolación tras el resultado del
referéndum en el Reino Unido y, al mismo tiempo, unos cuantos políticos
ultraderechistas memos jaleaban en los telediarios la salida del Reino Unido de
la Unión Europea como si en verdad se tratara de una versión de “Independence
Day” en la que los heroicos británicos echan a patadas a esa gentuza que quiere
robarles sus sillas en el pub. Ya veremos si el “Brexit” será a la Unión
Europea lo que el Vesubio fue para Pompeya, pero de momento debemos dar un
tirón de orejas a TVE porque, además de sentido del humor, a una televisión
pública se le deben exigir buenos reflejos. ¿Por qué no programar, justo
después de la película “Pompeya”, el maravilloso documental sobre Pompeya que
Mary Beard escribió y presentó para la BBC?
La película “Pompeya” es un despropósito
que, además, está protagonizada por Jon Nieve (es decir, por el actor que
interpreta a este personaje en la serie “Juego de tronos”), de forma que si los
ojos nos llevan a Pompeya la imaginación nos devuelve a Invernalia. Las
palabras de Mary Beard en el documental de la BBC servirían no sólo para
sacarnos de la cabeza a Jon Nieve zurrando a los romanos, sino también para
situar los hechos en su contexto. Beard, que conoce el mundo romano tan bien
como Donald Trump domina los resortes de la baja política, dice que es
importante no admirar a los romanos, a pesar de que hicieron todas esas cosas
buenas que sabemos gracias a la película “La vida de Brian”. Los romanos fueron
muchas veces brutales, y la Unión Europea también lo es en su miopía con los
refugiados o su insistencia en pervertir el significado de la hermosa palabra
“austeridad”. En “La vida
de Brian”, el líder del Frente Popular de Judea (¿o era el Frente Judaico
Popular?) arenga a sus hombres diciendo que, además del alcantarillado, la
sanidad, la enseñanza, el vino, el orden público, la irrigación, las carreteras
y los baños públicos, ¿qué han hecho los romanos por ellos? Quizá los líderes
del “Brexit” podrían decir lo mismo a sus seguidores, pero cambiando Roma por
la Unión Europea. Una cosa es no admirar más de la cuenta a la Unión Europea, y
otra desear que le caiga encima la erupción del Vesubio.
Hola, el Jon Nieve ese, es Vasco?
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