La película “Mamma mia!” (TVE-1)
nos muestra el camino. Ya estamos en verano, así que ya está aquí la
programación televisiva veraniega, ese refrescante llanto y crujir de dientes
que nos recuerda que todo puede empeorar. “Mamma mia!” se desarrolla en la isla
griega de Kalokairi (que en griego significa, precisamente, verano), pero no
busque en el mapa esa isla porque no existe. Kalokairi es una isla ficticia
compuesta por partes de islas griegas de carne y hueso: los tres “padres” de
Sophie parten del puerto viejo de Skiathos, y en la playa de Kastani, en la
isla de Skópelos, Sophie se lanza del barco del Bill y luego charla y canta con
su novio, y es en la pequeña iglesia de Agios Ioannis Prodromos, también en
Skópelos, donde se casan Donna y Sam después de que Donna, interpretada por la
divina Meryl Streep, cante “The
Winner Takes It All”. Kalokairi es una isla ideal que no existe, pero sí existe
el puerto, la playa y la iglesia de Kalokairi.
No se rompa la cabeza. La programación
televisiva veraniega ideal no existe. No la busque en el mapa. ¿Significa eso
que mientras dure el verano hay que renunciar a pasar un rato delante del
televisor porque corremos el riesgo de que nos atropelle un programa “refrescante”,
una reposición infame o un concurso absurdo? Pues no. Hagamos como en “Mamma
mia!” y construyamos nuestra isla griega ideal recortando programas de carne y
hueso tomados de aquí y de allá. Un poco de Juegos Olímpicos de Río de Janeiro por
aquí, un hábil quiebro que nos libera del pegajoso marcaje de los programas de
cocina por allá, una película como “Ursus en la tierra del fuego” (La 2) que
nos envuelve con la magia de los viejos cines por un lado, unos capítulos de
“CSI” o de “Castle” por otro lado, un traguito de la versión americana de “Los
misterios de Laura” para darnos cuenta de lo buena que era la versión original
española, una buen sorbo de la música de los 70 del pasado siglo con la serie
“The Get Down”, una buena cena a base de los deliciosos documentales de Canal
Viajar… Y siempre TCM para que sea el puerto de Skiathos del que partimos hacia
un dulce sueño, y Canal Historia para saltar a la playa de Kastani cuando nos
acose con nazis y extraterrestres, y la música de ABBA a todo volumen en Agios
Ioannis para no escuchar nada de lo que dicen “Mujeres ricas de Beverly Hills”
y “Las Kardashian” (TEN). La isla de Kalokairi no existe, pero está.
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