Una cadena de televisión que emite en medio de un bosque sin que nadie la vea, ¿hace ruido? El viejo problema filosófico que parafraseo hablaba de un árbol que cae sin nadie alrededor, pero la actualidad delictiva me ha hecho replantearme la cuestión aplicándola a una cadena de televisión sin espectadores. El nuevo asunto que ha dado con los huesos de Mario Conde en prisión supuso una extraordinaria sorpresa. No, no por las querencias carcelarias del excandidato a la presidencia de Galicia al frente del partido Sociedad Civil y Democracia; ésas ya no sorprenden a nadie; sino por la presentación del presunto sinvergüenza como “tertuliano de Intereconomía”. Al parecer el programa “El gato al agua” mantuvo su silla vacía en la última emisión en apoyo a Conde y los allí presentes glosaron con añoranza la figura del ausente.
Pero… un momento… ¿Intereconomía existe todavía? ¿Y “El gato al agua”? Corro raudo a mirar los índices de audiencia. ¡Es cierto, Intereconomía existe! Audiencia del miércoles 13 de abril: 0 espectadores. Audiencia acumulada de la semana: 0 espectadores. Audiencia acumulada del mes: 0 espectadores. Share de la cadena: 0%. Share de “El gato al agua”: 0%. Promedio de share obtenido por “El gato al agua” durante el último mes: 0%.
Hace unos años Intereconomía era un problema periodístico. Luego llegó a ser un problema político. Ahora se ha convertido en un problema filosófico. Hace unos años Intereconomía suscitaba preguntas cómo “¿ha muerto la ética en el periodismo?” o “¿la extrema derecha llegará a ser una fuerza política importante en España?”. Ahora la mención a Intereconomía despierta únicamente cuestiones ontológicas: “¿qué es existir?”, “¿la ausencia es una forma de presencia?”, “¿puede existir un objeto sin sujeto que lo conozca?”, “¿puede una cadena convertirse en un noúmeno carente de intuición sensible?”. Se trata de preguntas complejas, altamente conceptuales, que requieren de mucho tiempo en un ambiente de serenidad para su resolución mediante un estudio minucioso. Alguien debería aclararlas desde, por ejemplo, la cárcel.
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