Cuando Charles Darwin visitó las
islas Galápagos, comprobó que cada isla tenía sus propias especies, que se
diferenciaban muy poco de las especies de las otras islas y algo más de las
especies del continente. Los treinta y seis días que Darwin pasó en las
Galápagos son muy pocos comparados con los días que los espectadores pasamos en
las cadenas televisivas, pero las conclusiones son las mismas: las noticias que
vienen del mundo real, como las antiguas especies de América del Sur que dieron
lugar a tipos especiales en las islas Galápagos, forman en cada cadena
televisiva ramas especiales. Los pinzones, las iguanas y todas las criaturas
originarias del continente se transformaron en las Galápagos en nuevas
variedades y nuevas especies, del mismo modo que las noticias sobre la crisis
griega que llegan del este de Europa se transforman en cada isla-cadena en
nuevas variedades que son ramas especiales de los antiguos hechos griegos. Sin
embargo, en las islas Galápagos televisivas está ocurriendo algo sorprendente:
todas las noticias se parecen tanto entre sí como se diferencian de las
especies del continente. Todos los pinzones e iguanas isleños son iguales
porque no se desvían un milímetro de las directrices del Ministerio de la
Verdad, mientras que la crisis griega, la guerra en Siria, el horror de Irak,
el desastre de Afganistán o el galimatías panameño se alejan cada vez más de
nuestra comprensión. Darwin necesitaría más de treinta y seis días para entender
lo que está pasando.
Como
todos los telediarios de todas las cadenas son ya básicamente iguales, zapear
en busca de enfoques diferentes de las noticias se ha convertido en una
actividad tediosa e inútil. La culpa de la crisis griega, por ejemplo, es de
los griegos vagos y corruptos. Punto. Como todos los pinzones de las Galápagos
son iguales, propongo crear nuevas islas en, por ejemplo, La 2. Propongo que el
escritor y helenista Pedro Olalla, por ejemplo, nos hable de Grecia en
particular y del mundo en general cada vez que la cara de Ana Blanco aparezca
en el Telediario. Propongo que el filósofo Emilio Lledó, por ejemplo, compita
con Iker Jiménez y compense el escándalo de “Cuarto Milenio” con su amable
sabiduría. Propongo que Quini, por ejemplo, ponga en su sitio a las gritonas
tertulias futbolísticas. Y, así, ni Darwin ni los espectadores perderíamos el
tiempo cuando visitamos las islas Galápagos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario