El pasado jueves, TVE programó
“Ben-Hur”, la inmortal película protagonizada por un Charlton Heston que nació para ser el príncipe Judá Ben-Hur como Harrison
Ford nació para ser el arqueólogo Indiana
Jones o Marilyn Monroe nació
para ser la tentación que vive arriba. “Mi senda está trazada”, dice Judá en su
oración antes de la carrera en la que se enfrentará al romano Mesala. Y a veces parece que es cierto.
A veces parece que no se hace camino al andar, como nos dice Machado, sino que la senda hace al
hombre. Johan Cruyff, por ejemplo,
nació para jugar en el Barça, para entrenar al Barça y conducir al club a su
primera Copa de Europa, para alumbrar un equipo que después perfeccionaron Guardiola y Luis Enrique y para convertirse en gurú de una manera de entender
el fútbol. La senda que siguió Johan le convirtió en Cruyff.
No hay Semana Santa sin “Ben-Hur”. Pero,
a partir de ahora, tampoco debería ser posible una Semana Santa sin que alguna
cadena televisiva programe un partido de Johan Cruyff antes o después de que la
historia de amistad, fe, venganza y redención protagonizada por Judá Ben-Hur
llene nuestros corazones y mueva algunos de nuestros actos cotidianos. Es un
buen plan. Una tarde con “Ben-Hur” y el partido en el que Johan Cruyff marcó un
gol de espuela al Atlético de Madrid después de un vuelo imposible nos
convierte en mejores personas. La cara de Judá cuando ofrece agua a Jesús de Nazaret camino de la cruz y el
gesto de Johan en el banquillo con un Chupa-Chups en la boca nos permiten
entender la fragilidad del Mesías y la fuerza del entrenador. La majestuosa
planta de Judá presentándose ante Mesala como Arrio el Joven y la desmadejada pero tierna imagen de Cruyff
intentando saltar una valla después del gol de Koeman en Wembley explican mejor que nadie los secretos de la
elegancia en el ser y en el estar. La dignidad del galeote XLI ante el cónsul Quinto Arrio y la serena fuerza del
creador del “Dream Team” cuando le echaba la bronca al delantero Hristo Stoichkov nos animan a
permanecer en pie ante los que quieren doblarnos y a ser firmes con los que intentan
que volvamos la cara. Judá Ben-Hur y Johan Cruyff, nos vemos el año que viene
en la programación televisiva de Semana Santa.
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