Tratamos injustamente a Paz Padilla. Y no tiene fácil arreglo: “Me
llamo Earl” nos enseñó que, hagamos lo que hagamos, la vamos a liar. Como
exista esa gilipollez de karma no hay escapatoria. ¿Cómo corregir la injusticia
cuando esta consiste en no haberle dado a Miss Padilla la leña que se merece?
¿Cómo mejorar el karma cuando reparar nuestro error nos obligaría a ser despiadados
con ella?
Ser justo con Padilla no es
fácil. Es cierto que no saca la nariz (no seamos estúpidamente crueles, mejor
los pies) de “Sálvame”, pero el presentador oficial sigue siendo Jorge Javier Vázquez. Y con una antena
así al lado que atrae todos los rayos y centellas que se lanzan al actual
referente oficial de la telebasura en España, no es fácil hacerle llegar la
ración de maldiciones que le corresponde. Hay, además, otros personajes que por
temporadas se ponen muy pesaditos y reclaman una atención constante para
recibir su merecido (ahí está Bertín
Osborne, que después de repetir -incluido el martes en “El hormiguero”- que
no se va de TVE por dinero, se confirma su marcha con la noticia de que en Telecinco
ganará mucho más. Vale, chavalote, te creemos, solo que algo salió mal en la
negociación y tendrás que soportar ganar más contra tu voluntad). También hay
cadenas con tal afán de protagonismo que ya no saben qué hacer para ser el
centro de atención (como TVE, cuya última auditoría muestra un caos de
irregularidades, errores y chanchullos de esos que en cada telediario algún
responsable político asegura que ya no ocurren porque se han tomado medidas
para que no se repitan. Vale, chavalotes, también nos lo creemos).
Aun así, intentaremos ser justos
con Padilla. Por ejemplo, contando cómo la presentadora cotilla del epicentro
cotilla de la cadena cotilla, sigue callada cuando se trata de hablar de su
novio, primero detenido e imputado por fraude, y que ahora declaró ante la jueza
Mercedes Alaya acusado de dos
delitos de prevaricación y malversación de caudales públicos. Ay, Paz, como se
entere tu karma de lo mal que quieres para ti lo que tan bien quieres para los
demás.
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