“El Caso” es el “Cuéntame cómo pasó” del mundo del crimen. Una serie bien interpretada, muy bien realizada, aceptablemente escrita, pero en donde todos los elementos de la figura están al servicio del fondo. Ésta –la relación entre fondo y figura- es una vieja tensión que se manifiesta de diferentes maneras en diferentes artes. Es obvia en la pintura. Se convierte en el diálogo entre música y letra en las canciones. En la literatura aparece transmutada en el enconamiento entre estilo y argumento. Y en el cine y las series de televisión el pulso entre figura y fondo toma la forma de un pulso entre trama y ambientación. Clásicamente la figura vencía al fondo, la letra a la música, el argumento al estilo. Pero los avances en la calidad de las series de televisión de las últimas décadas no han hecho mejorar por igual ambos extremos, de forma que la mejoría en los efectos especiales, en la ambientación, en la forma como se crean y se recrean diferentes climas, ha progresado exponencialmente, mientras que el acierto y la contundencia del guion limpio, de los sucesos narrados, se mantiene constante al no beneficiarse del apoyo de adelantos técnicos. El resultado son series sólidas y meritorias, pero en donde el telón de fondo sostiene más la obra que los figurines que se pasean delante de él.
Y
al término de “El crimen del abrevadero” queda un regusto más relacionado con
el paisaje ético y estético de la España de los años 60 que con el curso y la
resolución del asesinato de una prostituta a manos de un militar norteamericano.
Como en “Cuéntame cómo pasó”, el argumento es un macguffin para proponer una
revivencia del pasado en complicidad con los recuerdos del espectador, aunque,
a diferencia de la amable serie sobre la familia Alcántara, “El Caso. Crónica
de sucesos” ofrece una conmemoración final profundamente gélida y sombría. Qué
pena que a la gente sencilla nos sea imposible distinguir memoria
de historia y librarnos de las trampas de los recuerdos; sólo así podríamos saber cuál
de las dos series retrata más fielmente lo que fueron aquellos años de
inocencia y miedo.
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